En una casona “embrujada” está detenido el ex juez penal viedmense Juan Bernardi

 

En una antigua casona, construida entre los años 1937 y 1938 en el paraje rionegrino de Cubanea, a 70 kilómetros de Viedma, a la cual se le atribuyen “apariciones fantasmales”, pasará encerrado cinco años el ex juez penal de Viedma Juan Bernardi (58), quien fue condenado por el delito de “promoción de corrupción de menores”, acusado de participar en su quinta de fiestas sexuales con chicas carenciadas que estaban alojadas en institutos de menores dependientes del Gobierno de Río Negro.

La residencia permanecía deshabitada, pero la Justicia no logró ubicar otro espacio para el ex magistrado que protagonizó este caso que conmovió a toda la provincia.

Bernardi deberá cumplir su sentencia en una casona construida en la década del ‘30 con la exclusiva compañía de un guardia penitenciario. El paraje fue fundado a mediados del siglo 19 por un grupo de 10 familias de origen italiano con el propósito de fomentar una colonia agrícola.

El edificio está en medio de la nada: desierto, viento y horizontes interminables.Se encuentra a 70 kilómetros de Viedma, a pocos metros de la ruta nacional 250.

Los lugareños, que en su mayoría viven en chacras y puestos de los alrededores, aseguran que la casona está “embrujada” y le adjudican la presencia de “fantasmas”.

Esa dependencia es administrada por la Policía Rural, que tiene  una suerte de humilde base de operaciones en la que pueden refugiarse o calentarse un mate durante sus jornadas de vigilancia. Sin embargo, se han notificado casos de miembros de la fuerza que se negaron a pasar la noche en la propiedad porque se escuchan ruidos extraños que aterrorizan a cualquiera, según cuentan.

En la versión de los vecinos y policías que trabajan en el área, los sonidos provienen del segundo piso de la casona. Este sector es el que fue adaptado para que el ex magistrado atraviese su condena.

En principio, se pensó en trasladar a Bernardi a ciudad de General Conesa, pero la intendenta Alejandra Mas y los concejales se negaron a recibirlo debido al grave delito por el que se lo condenó.

Bernardi no puede permanecer alojado en el cárcel de Viedma porque, en su rol como juez, ordenó la detención de varios prisioneros que viven tras sus rejas, con lo cual podría ser agredido por alguno de ellos.

La parte superior de la propiedad “fantasmal” está compuesta de tres dormitorios. En el pasado sirvió como la casa personal del comisario a cargo de ejercer la ley en el paraje.

El ex juez tendrá escasas comodidades tales como un baño, una cama y un calefactor. Para bañarse deberá utilizar agua de un pozo cercano.

“Confiamos en que su estadía allí sea breve ya que esperamos que prospere el recurso de casación contra la prisión preventiva, ya que mi cliente siempre estuvo a derecho y nunca manifestó intenciones de fugarse”, indicó su abogado Manuel Maza.

En 2014, una vecina se acercó al Ministerio de Desarrollo Social de Viedma para denunciar que un grupo de profesionales y empresarios de la capital se dedicaban a organizar fiestas privadas en las que mantenían relaciones sexuales con menores en situación de riesgo. A cambio les ofrecían dinero, drogas y objetos. La Justicia provincial inició una investigación que se desarrolló a lo largo de dos años.

Finalmente, los magistrados imputaron al ex juez Bernardi, al empleado de su chacra Julio Anteuque y el ex agente del mismo Ministerio Fabián Peralta, quien se ahorcó antes de ser notificado oficialmente. A fines de marzo, Bernardi fue condenado a cinco años de prisión y Anteuque, a 12.

En el marco de la investigación, vecinos y funcionarios ratificaron la denuncia original y espontánea. Aunque las menores negaron en Cámara Gesell haber tenido sexo con adultos, sí reconocieron su temor a hablar.

 

Por Claudio Andrade para Clarín – Foto Río Negro

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