Un vecino de Viedma –vive en inmediaciones de Rivadavia y Urquiza- tiene un automóvil Riley, inglés, modelo 1967, en pleno funcionamiento y con todos los elementos originales.
Hace poco tiempo hizo rectificar el motor en un taller local, donde le efectuaron un impecable trabajo, según destacó L.C. quien solicitó preservar su identidad porque es un vecino de bajo perfil, como muchos viedmenses.
Recordó que el viejo, pero fiel Riley (muy parecido al Siam Di Tella de los años ’60) estuvo en inicial poder de una reconocida familia viedmense y luego fue de un pastor religioso hasta que llegó a sus manos, hace tres décadas.
Desde entonces lo mantiene impecable, pese al paso de los años y que, durante muchas horas, lo tiene estacionado sobre la calle, a pocos metros de su propia casa.
A contramano con ese antiguo rodado, L.C. compró hace pocos meses una casilla rodante, modelo 2017, a la cual le está instalando equipamiento de última generación para un inovidable primer viaje.