El refugio de vida silvestre Jahuel, ubicado a tres kilómetros del acceso a Las Grutas, sería declarado por la Legislatura de Río Negro de interés educativo, ambiental, cultural y turístico si es aprobado en ese ámbito un proyecto que presentaron dos parlamentarios del circuito atlántico. Se trata de promover un sitio de recreación y educación permanente.
Jahuel es una reserva privada creada en un predio adquirido en el año 1997 por Horacio G. García y su esposa, Anahí Valverde. Ella nació el 22 de noviembre de 1967 en la ciudad de General Alvear, Mendoza.
En 1987 contrajo nupcias con Horacio Gerardo García y juntos se trasladaron a Las Grutas, donde nacieron sus tres hijas.
El predio se tramitó por medio del expediente N° 151.990/1987-disposición 309 DD, de la Dirección de Tierras de Río Negro.
“En el año 1998, la familia comenzó a trabajar en la puesta en valor del patrimonio cultural y natural del lugar, construyendo un espacio con servicios para recibir a los turistas formando en la actualidad parte de la oferta turística de Las Grutas. El 21 de septiembre de 2007 fue declarado refugio de vida silvestre, con la finalidad que tenga estatus de conservación para su flora y fauna. El acceso, a través de la ruta que une San Antonio con Las Grutas, atraviesa un terreno con un monte ralo y achaparrado, típico de la zona patagónica”, explicaron los legisladores María Gemignani y Adrián Casadei
“Año a año la reserva es visitada por grupos de adultos mayores, escuelas de la Patagonia y de otras partes del país y turistas en general. En total, se registraron 4.544 visitas guiadas educativas durante los años 2014 al 2017. Cada escuela realizó la visita cultural que incluye el espacio natural, pueblos originarios que habitaron a orillas del Golfo San Matías observación e interpretación de flora, fauna y avistajes de aves, Museo de sitio y granja”.
“Se entregó a cada escuela un poema enmarcado con la temática cultural del sitio, el libro “Jahuel, Refugio de Vida” cuya autoría pertenece a Anahí Valverde”.
La reserva está situada en un predio de 5,3 hectáreas y se ubica en un sitio estratégico frente al Área Natural Protegida de Bahía San Antonio, sitio internacional de aves playeras migratorias”.
Las aves visitan la Bahía de San Antonio en su paso a Tierra del Fuego en los meses de octubre y noviembre o en su migración al Polo Ártico canadiense durante los meses de marzo y abril. El sitio sirve como zona de amortiguación a todos los impactos ambientales que pueda producir el turismo y las actividades humanas.
“La zona donde se emplaza es un asentamiento del pueblo originario tehuelche, por lo cual tiene una gran importancia cultural. Así lo demuestran diversas piezas encontradas a ras del suelo cuando el sitio se adquirió en 1997 y posteriormente fueron puestas en valor en el centro de interpretación del lugar. Los antiguos pobladores rurales que habitaron donde está la reserva fueron custodios de la cultura de los pueblos originarios, sin embargo otros sitios de la zona han sido saqueados perdiéndose valiosas piezas”.
El predio posee un edificio donde funciona el Centro de Interpretación de la Naturaleza y Observatorio de Aves denominado Vuelo Latitud 40, que dependió de la fundación Inalafquen hasta el año 2014. El lugar dispone de una sala de conferencias y de proyecciones, y una maqueta con representaciones de las especies que habitan en la zona y otros temporales.
Se pueden observar gaviotas, gaviotines, flamencos, cormoranes, playeros rojizos, los famosos migratorios que vuelan todos los años entre Canadá y Tierra del Fuego, para volver luego al hemisferio norte y cumplir una ruta. También suelen aparecer ballenas, lobos marinos y otros animales.
Entre la flora se puede observar plantas con propiedades medicinales como jarillas, yoaquin, carqueja, molle blanco, altamizcle, cactus y otras como junquillos y olivillos que tienen la función de fijar la arena del médano permitiéndoles a las demás poder arraigarse y vivir.
En abril del 2007, un grupo de arqueólogos de la Universidad de Buenos Aires con asiento en la ciudad de Olavarría, visitó los médanos lindantes a 700 metros frente al ex Centro Minero. “Vinieron a levantar huesos humanos que habían sido encontrados. En el refugio observaron, midieron y fotografiaron”.
“Hallaron el cuerpo de una joven originaria enterrado integro en la arena. Luego de seis meses, por pruebas de carbono 14, obtuvieron los datos: 1.500 años de antigüedad y una edad aproximada entre 18 y 20 años. Después de estudiarlo, fue devuelto al Museo de Viedma con un informe que se distribuyó a las universidades locales y museos”.
“El Museo de la capital rionegrina lo entregó a una comunidad mapuche cerca de la Cordillera para su sepultura. Este cuerpo volvió a ser enterrado con ceremonias”.