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Lo escribió mi compañera de trabajo allá en Viedma…mi amiga Ale…
Pasó hace un ratito….
Léanlo es muy lindo
El colectivo estaba medio vacío, quizás por eso, o porque soy una observadora incansable de la conducta humana (bah, chismosa que le dicen, vio) percibí el discreto tironcito a la mano de la nena y escuché el susurro de la mamá
-Ahí no, Cande, más allá.
Cande, seis años, mallas de danza y rodete, sonrisa con diente faltante al medio, la miró con curiosidad
-¿No ves que el nene es enfermito? Necesita espacio -explicó la mamá, en voz baja y urgente, como cuando avisamos de un peligro.
Recién entonces lo vi al nene, ojos rasgados, manitos redondas, boca de corazón en el rostro sombreado por el flequillo lacio.
Cande sonrió, como si entendiera lo que había pasado.
-Pero no, ma, no es enfermito el nene. Tiene Síntoma de Don (textual lo escrito por la autora), porque nació con un “corcosoma” más que nosotros y eso le da un poder que hace que vea las cosas que nosotros no sabemos ver!
Y ahí nomás se soltó de la mano, se sentó junto al nene, le sonrió y acomodó la mochila de Hello Kitty en la falda.
Estoy segura de que Cande vuela cuando baila. Y cuando ríe y cuando sueña y cuando viaja en colectivo. Porque le vi las alas, transparentes, limpias de prejuicios y de temores, livianitas…
EMILSE NOGUÉS, AYER SÁBADO A TRAVÉS DE FACEBOOK
