María Rosa Pierini, médica cirujana plástica, y José Sánchez, traumatólogo, junto a una de sus hijas y dos nietos llegaron hace una semana a Viedma desde Venezuela, donde dejaron más de 40 años de trabajo, esfuerzo y dedicación profesional, incluso familiares.
Aún teniendo familiares en Estados Unidos y la posibilidad de radicarse en ese país, prefirieron vivir en Viedma donde esperan retomar sus actividades de médicos.
El padre y un hermano de María Rosa son reconocidos cirujanos plásticos en Caracas y Miami.
Vinieron de Venezuela porque la situación no da para más. Y expusieron lo siguiente:
Un salario mínimo es de 10.000 bolívares, con los cuales pueden comprar un huevo o un pasaje en colectivo urbano.
“Nada alcanza en Venezuela”. “Lo que ganan los médicos equivale a un sueldo mínimo”.
Hay racionamiento de alimentos, combustibles y elementos para la salud, entre otros artículos de primera necesidad.
“En su mayoría, las calles y rutas están destrozadas. No hay recolección de residuos y hay gente que busca la comida que está con la basura. Hay muchas personas que están muy delgadas”.
A eso, se suma la extrema violencia en diversos sectores de la sociedad venezolana.
Estiman que casi 5.000.000 venezolanos ya dejaron el país, mientras el gobierno reconocería que serían entre 1.500.000 y 2.000.000.
En los pocos días que están en Viedma a María Rosa y José –también a su hija y nietos menores- les llama la atención el escaso nivel de ruido ambiental (en contraposición con Caracas), la tranquilidad del barrio donde viven y la cantidad de mercaderías que tienen una despensa cercana y un autoservicio situado a pocas cuadras.