Como cada uno de los pueblos y ciudades del interior del país, Valcheta también tuvo caballos célebres que dejaron la impronta de su velocidad, su guapeza y su fidelidad, siendo siempre muy recordados y muchas veces agrandadas sus condiciones como no podía ser de otra manera.
En una de las salas del renovado Museo “María Inés Koop” el visitante puede apreciar sendos carteles en chapa enlozada con el árbol genealógico de los caballos “Azopardo” y la yegua zaina “Cesarina”. El primero según se aprecia nacido el 14 de octubre de 1932, hijo de “White Star” y la segunda el 3 de enero de 1934, hija de “Guatona” y “Arquero”, conocidos en Valcheta como los “caballos de Sitrinitri, un vecino que también supo edificar una casa de piedra rodeada de un frondoso parque que aún hoy es una verdadera rareza de construcción.
Me han contado que mi padre cuando llegó desde Choele Choel trajo consigo un pangaré gargantilla pero cuyo nombre nadie recuerda y del que yo no guardo memoria por ser muy chico.
La familia Direne fue muy afecta a los caballos de carrera y fueron dueños de varios célebres como el “Churrinche”, “La Gran Muñeca” y la “Muñeca Brava”.
Entre los más conocidos de Pichón Erratchu se pueden recordar el “Pluto”, “La Paisanita” y “Gaby”.
“El Purrete” de Joel Carpintero tenía como cuidador y monta a Eleodoro Tolosa. El “Chisaga” debía su nombre al apocope del apelativo de sus dueños: Chiche, Saadin Sale y Gomero, que supo tener muy buenos caballos.
Entre otros podemos citar al “Poroto” de Bernabé Martín, el “Pampa” de Nuske, el “Petitero” de Domingo Erratchu, “La Gitana” de Ignacio Escuer, el “Nilo Azul”, el Padrillo “Abraham” y un alazán de Juan Asconapé que ganó tres carreras.
Todos son coincidentes que el mejor caballo que pasó por Valcheta perteneció a Norberto Cabrio: el “Barredor” que corrió 35 carreras dentro y fuera de la provincia, ganó 28 y entre ellos 19 clásicos, entre ellos el “desconocido” en el hipódromo de Bahía Blanca.
También de Cabrio se recuerda al “Juan Anacleto” que de 34 carreras ganó 25 y entre estos 14 clásicos.
Queda también el recuerdo del “Polvorín” de Eustaquio Guzmán, un “oscuro” de Tomassini, el famoso “alazán” de Loza que supo correr mano a mano los 25 de Mayo en San Antonio Oeste contra “Clarín”, la “Bolichera” de Jerónimo Alles, “Juan el Grande” de Nino Torres y Aldo Varela y la yegua la “Sirenita” que fue sorteada por la Comisión de los Bomberos Voluntarios.
Muchos otros quedarán en el tintero pero no en el recuerdo y el afecto de sus dueños y en alguna foto cabeza a cabeza para el infarto y la polémica.
Se sabe que don Jacinto Direne fue el presidente de la primera Comisión del Club Hípico que se fundara en esta localidad.
Viene también a la memoria la famosa tropilla “La Fortinera” de Julián Asconapé, amigo poeta y animador de fiestas y jineteadas y hombre criollo de ley.
Un caballo pasó también a la anécdota por su nombre: el “Zambullidor” de Carlos García, porque gustaba bañarse en las aguas del arroyo y cuando su dueño lo venía a buscar para enlazarlo se zambullía en los pozones.
Otro llamado “Bomba” que era un caballo de sulky propiedad de Carmelo Mussi, que también supo tener un “gateado” tardaba cuatro horas exactas en el trayecto desde Chipauquil a Valcheta, distante a 75 kilómetros.
Una mención aparte merece la famosa tropilla llamada los “crespos de Somuncurá” de Reinaldo Alfaro que son una verdadera rareza. Típicos caballos criollos que tienen la particularidad de tener el pelaje enrulado y que quedan muy pocos ejemplares en el país.
Historias pequeñas de los pueblos. Recuerdos de otros tiempos mejores, de vecinos y caballos al galope de los sueños.
Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta
FOTO: “El Churrinche” de Jacinto Direne.