Raúl Olivera es padre de Germán Emanuel, quien fue ultimado de cinco disparos. Por el caso fue condenado a 30 años de cárcel el ex policía Juan Manuel Despós.
“Ninguna condena me va a parecer justa, porque a mi hijo no lo voy a tener más. Él sigue respirando y está vivo. Lógicamente que va a sufrir, porque estar ahí es duro (por la cárcel) y va a pagar de esa manera lo que hizo”.
Los 30 años de prisión que la jueza del Tribunal en lo Criminal Nº 3, Daniela Fabiana Castaño, le impuso en las últimas horas a Juan Manuel Despós no servirán para aplacar el dolor que Raúl Olivera y su esposa Roxana Avenente tienen desde la muerte de su hijo Germán Emanuel (26).
El joven fue asesinado de cinco tiros el 17 de junio de 2017, en la puerta de la cantina del Club Piedrabuena, de Carmen de Patagones.
Despós, que se desempeñaba como policía del Cuerpo de Infantería y fue hallado culpable en un juicio por jurados, era conocido del chico y poco antes habían estado bebiendo juntos.
Con ellos se encontraba Octavio Dubosq, a quien el acusado también le disparó, aunque logró escapar y ponerse a salvo.
“Me parece que debía ser más la pena, porque eran dos hechos. Acá se perdió la vida de un chico que tenía tiempo para hacer muchas cosas, que era técnico electromecánico, iba a estudiar ingeniería y era una persona útil para la sociedad”, dijo el hombre.
“Todavía no había formado una familia y tenía un montón de proyectos. Él (por Despós) va a salir a los 58 años, entonces va a ser una persona joven, la que todavía puede seguir haciendo macanas”, agregó su mujer.
A Raúl se le ilumina el rostro cuando habla de su hijo.
“Era un chico excelente. A pesar de la edad que tenía, aprendí mucho de él. Era muy solidario, siempre estaba ayudando a sus amigos. No criticaba a nadie”.
Siguió diciendo que Germán “era amigo de medio Patagones y medio Viedma. Lo conocía todo el mundo. Se juntaban a comer, a charlar, como todos los pibes. No le interesaba la vida de los demás”.
El hombre explicó que su hijo conocía a Despós, aunque comentó que “no eran íntimos amigos. Se frecuentaban bastante en el último tiempo, pero con él como con muchos otros”.
Los hechos
Acerca de lo ocurrido la madrugada del crimen, indicó que “estaban tomando una cerveza y este chico se puso a discutir con el encargado por una tontería (la cantidad de rayos que tiene el sol de la bandera nacional). Los dueños lo echan y él se va, pero seguramente se debe haber enojado porque Germán y Octavio no lo siguieron”.
“Al rato vino con el arma. Cuando sintieron un botellazo contra la puerta, como todos se asustaron y él era muy corajudo, mi hijo les dijo: `quédense tranquilos que yo lo freno´. Salió y puso el pecho para que no muera otra gente. Es así de simple y corto”, continuó diciendo.
Sobre el instante en que, según la causa, Despós accionó su arma reglamentaria contra la víctima, describió que “lo empuja para que se vaya y se deje de molestar, entonces saca y le dispara. Seguramente no le dio tiempo a reaccionar”.
“No se lo esperaba. Lo primero que le dice es: `me pegaste un tiro b… soy Geo´. Nunca podía pensar que un amigo le iba a tirar”, finalizó diciendo la madre del chico.
Sin contacto
“Jamás se acercó a pedirnos perdón. Él lo hizo en el juicio de una manera teatral, porque lo que quería era zafar. Si querés disculparte con alguien tenés tiempo en un año para hacerlo”, dijo Raúl acerca de Despós.
El hombre también agregó que “ando en la calle y conozco a gente de todos los niveles sociales y la violencia y la droga está en todos lados. Lamentablemente los chicos están a la deriva, porque no hay tendencia a cambiar”.
Finalmente, agradeció el trabajo de la Policía de Carmen de Patagones y la actitud de un taxista que fue testigo fundamental en el caso.
También destacó especialmente la labor del fiscal Mauricio Del Cero y de la abogada Viviana Lozano, quien los representó en el juicio.
Texto y foto: La Nueva (Bahía Blanca)