“La Nueva”, de Bahía Blanca, reconstruyó los últimos días del “delincuente más buscado” antes de verse acorralado y presentarse ante la Justicia. Cómo operaba. Wálter Ledesma tiene una condena anterior, a tres años de prisión en suspenso, por un robo en poblado y en banda cometido en Viedma.
Cuando llegó a Bahía Blanca poco antes del mediodía del sábado pasado, día de los primeros allanamientos, Walter Ledesma se reunió con amigos en un bar de la avenida Alem, que a esa hora estaba cerrado.
Buscó refugio y consejo. La Justicia estaba allanando algunas de sus propiedades en Bahía y Monte Hermoso, donde encontraron cocaína y una fortuna en dólares.
Ledesma trotaba en la playa cuando recibió el mensaje en su celular con la noticia de los operativos. La Prefectura no lo encontró en la casa de Monte Hermoso del Este de casualidad.
Subió al BMW break que solía ostentar en Monte y viajó hacia esta ciudad. Difícil saber qué camino tomó, pero es probable que haya dado un rodeo grande por caminos de tierra previamente estudiados.
Después del bar de Alem un conocido lo subió a un auto y dieron vueltas durante dos horas por el Parque de Mayo. Empezó a planear cómo eludir a la Justicia, cómo se iría de Bahía, aunque en lo inmediato no iba a ser sencillo.
Consiguió que una persona, con groseros antecedentes, lo alojara. Permaneció oculto allí hasta el jueves, casi con lo puesto, viendo cómo seguía la cadena de allanamientos que lo iba despojando de muchos de los bienes que tiene a nombre de otras personas.
Según pudo reconstruir La Nueva. en base a fuentes extraoficiales, entre sus testaferros (por ejemplo, compañeros de actividades deportivas y exparejas) hay mucho temor. No todos se dedicaban a los mismos negocios, probablemente no tenían dimensión de lo que hacían al prestar sus nombres.
El delincuente que lo protegió durante varios días, el jueves, le exigió que se vaya. Hay códigos, pero no amistades.
Ese día, temprano a la tarde, fue a la casa de un familiar. Le cerraron la puerta.
—¿Tenés plata para bancarte?— le preguntaron.
—No, tengo lo puesto— contestó el narco más buscado.
—Entonces no.
Tiene o no tiene más plata Ledesma? Nadie cree que ese millón y medio de dólares sea todo. Parece que era un especialista en esconder dinero. Y de negar que tuviera más de lo que estaba a la vista. “Un rata”, lo define más de uno.
También es probable que tenga más inmuebles de los descubiertos hasta ahora. Como mínimo, se habla de dos departamentos, uno en el macrocentro y otro cerca del Paseo de la Mujer. Uno de sus domicilios más célebres fue allanado esta semana en Parera al 4200 del barrio Millamapu, un aguantadero conocido como “la casita del terror”.
¿Cómo operaba Ledesma? Aproximadamente una vez por mes iba a Buenos Aires o el Conurbano a comprar entre 10 y 15 kilos de cocaína de máxima pureza.
Regresaba con una o más personas en distintos autos. El vehículo de adelante, habitualmente manejado por Ledesma, iba limpio y tanteando si había controles en las rutas. Supuestamente tenía estudiados los sistemas de vigilancia y cómo se relajaban los fines de semana largos.
Antes de entrar a Bahía se detenían en algún lugar alejado (años atrás se hablaba de un terreno cercano al camino viejo a Punta Alta) y empezaba el primer fraccionamiento.
Los otros tres detenidos en esta causa (Abelardo S., David K. y Damián R.) serían sus transas de primera línea. De ahí para abajo había varios eslabones que iban comprando y fraccionando hasta la venta final al narcomenudeo.
Transcurrido un mes, Ledesma cobraba. Su ganancia neta superaba con comodidad el millón de pesos.
En 2010 estuvo detenido por el mismo delito, pero como la condena a 7 años no quedó firme logró su excarcelación.
Por contactos y dinero disponible, evitó la parte vieja de la cárcel de Villa Floresta, la más cruda. Al parecer, una de sus principales preocupaciones en este momento es que no le sigan incautando bienes para tener con qué manejarse adentro. Y, también, para volver a empezar apenas pueda.
El año pasado Ledesma fue condenado a cumplir 7 años de prisión por el mismo delito: narcotráfico.
El fallo del Tribunal Federal se dictó 8 años después del operativo que derivó en su detención, cuando en la vivienda de Remedios de Escalada 1334 le secuestraron casi 8 kilos y medio de cocaína fraccionada en tizas y 21 gramos de marihuana.
¿Cumplió esa pena? Parcialmente. Estuvo privado de la libertad 3 años. Poco más de uno en prisión y el resto bajo arresto domiciliario.
Quiere decir que debe cumplir otros 4 años de esa sanción, en caso de quedar firme, situación que está a punto de concretarse porque Casación Federal ya ratificó el fallo y la Corte rechazó un recurso de la defensa y resta que atienda una queja.
De quedar firme aquel fallo, el tribunal podría unificar la condena o dictar pena única en caso de ser condenado en un futuro por la causa que ahora se está tramitando”, explicó su abogado, Sebastián Martínez.
Ledesma también tiene agotada una sanción anterior, a 3 años de prisión en suspenso, por un delito de tipo económico.
“Que yo sepa no tiene otra causa pendiente”, agregó.
En la mañana de ayer fue indagado por el juez federal Nº 1, Walter López Da Silva, aunque se negó a declarar y luego fue trasladado a la sede de la Policía Federal. Mientras tanto, rige el secreto de sumario.
Entre el sábado y ayer, Prefectura Naval realizó una batería de allanamientos en la ciudad y Monte Hermoso que permitieron la detención de Ledesma y otros tres sospechosos y el secuestro de casi 10 kilos de cocaína y más de 1.600.000 dólares, además de pesos, euros, armas, autos y dispositivos electrónicos.
“Esto arranca hace algo más de 12 meses con otra persona que estaba en Bahía y se fue. Tuvo sus demoras por la forma en que se manejaba (Ledesma); era muy sigiloso, cuidándose muy bien de sus acciones”, reconoció el fiscal federal Antonio Castaño.
Antes del Día de la Madre pidió los allanamientos ordenados en estos días.
Castaño confirmó que la droga era traída desde Buenos Aires, con “cargas prácticamente semanales”.
“Llegaba e inmediatamente la distribuía para la venta al por menor”, agregó.
“Vamos a insistir en que acá hay una organización, Hay una cabeza, Ledesma, y por de pronto hay comercialización. Ahora seguiremos con la organización y la participación de más personas”.
Texto y foto: La Nueva Provincia