En un infecto calabozo del cuartel que ocupa en esta ciudad, el 10 de línea, se encuentra un individuo a quien los sufrimientos han degradado. Se lo ve tendido en el suelo, donde no se advierte ni el miserable montón de paja que sirve de colchón en las últimas prisiones. Apenas contesta a las preguntas que se le dirigen y llorando a veces, tal es su abatimiento se queja del hambre y de la desnudez en que vive brutalmente tratado por la soldadesca que no ve en él sino un salvaje. Su espíritu abatido tiene de vez en cuando relámpagos que revelan su ardor de otro tiempo y que asoman a sus ojos sombríos. Ese infeliz es el gran cacique Purrán.
Diario La Nación – Domingo 9 de enero de 1881.
Yo soy Purrán
Cacique Patagón
Amigo del viento
Estoy en prisión.
Sin el aduar
Lloro mi condición
No puedo bailar
Lejos del amor.
Ellos son más
Y saben de traición
La fuerza del fusil
Llevó su razón.
Yo soy Purrán
Cacique patagón
En la celda preso
Muero de dolor.
Me tratan mal
Humillan mi valor
Me falta la luz
En esta prisión.
Yo soy Purrán
Cacique Patagón
La tribu está sola
Grito mi dolor.
Jorge Castañeda
Escritor Valcheta