“Desafío cumplido 109 kilómetros en 16.30 horas. Gracias a todos por el apoyo y aguante, millones de gracias”, publicó en su Facebook el nadador viedmense Sebastián Rodríguez, quien hace dos años cruzó el Canal de Beagle y del viernes al sábado se desplazó por el río Negro, de Guardia Mitre a Viedma.
En forma previa a la travesía, recibió aliento de muchos vecinos, pero también agradecimientos por su decisión de donar órganos.
Querida familia:
Si un día el médico dice que mi cerebro dejará de funcionar Y
que, por lo tanto, de cierta forma, mi propia vida se acabará.
Cuando esto ocurra, no se esfuercen en introducir vida artificial en mi cuerpo a través de aparatos. En vez de eso, denle mi visión a una persona que nunca haya visto el amanecer, ni el rostro de un niño. Denle mi corazón a una persona cuyo corazón no haya sentido otra cosa en su vida sino infinitos días de dolor. Denle mis riñones a alguien que dependa de una máquina para sobrevivir.
Descubran un modo de hacer un niño paralítico caminar por medio de mi sangre, mis huesos y de todos los músculos y nervios de mi cuerpo. Un día, quién sabe, mis células pueden servir a un niño mudo y él puede gritar bien alto el gol de su equipo, o, por medio de ellas, hacer que una chica sorda consiga oír el sonido de la lluvia en su ventana.
Que quemen lo que quede de mí y que las cenizas sean sopladas
al viento para, quizá, ayudar a las flores a crecer. Y si realmente quieren
liberar algo, que sea entonces mis defectos, mis debilidades y todos mis
prejuicios contra mi semejante. Si hacen todo lo que pedí, VIVIRE PARA
SIEMPRE….
Gracias, SEBASTIAN RODRIGUEZ
María Evangelina Despós
(Viedma)