Un perro advirtió la presencia del animal en la costa y varios guardavidas no dudaron en asistirlo y salvarle la vida. Se había atragantado con un pescado.
Un hecho sorprendente se produjo en una playa de Las Grutas, por este momento inusualmente desierta y silenciosa por la prohibición de visitarlas impuesta por el municipio de San Antonio a causa de la pandemia de coronavirus.
Los protagonistas de la particular historia son integrantes del cuerpo de guardavidas del municipio de San Antonio Oeste, que recientemente finalizaron la temporada de servicio.
Pero, como actores centrales aparecen un biguá, un perro y un mero.
El episodio ocurrió justamente el último día de trabajo, el 31 de marzo, cuando se disponían a desmontar los mangrullos de cada bajada. Según contaron en un momento de la tarea, un perro de muchos que deambulan por la costa, corrió hacia el borde del mar y comenzó a ladrarle a un cuerpo oscuro que se distinguía entre el oleaje. Eso le llamó la atención a Mauro Scalesa, jefe del equipo, por lo que se acercó ante la inquietud del can y pudo observar que se trataba de un ave que flotaba a la deriva.
“Estiraba el cuello y se veía que tenía algo atragantado. Después alargó el pico y quedó inmóvil”, relató.
Como estaba vestido, Scalesa llamó a Darío Rosas, otro compañero que vestía malla, quien se introdujo y llevó al espécimen hacia la zona seca. Al principio, creyeron que había engullido algún desecho, porque era duro. Pero al intentar extraérselo con fricciones sintieron pinchazos en las manos y comprendieron que era un pescado.
Ante la dificultad, los guardavidas le abrieron el pico y con una tenaza se lo quitaron. El pájaro se había trabado un mero, demasiado grande de tamaño para su contextura.
Pensaron que no lo iba a soportar y que moriría en el lugar. Pero 10 minutos después se levantó, lanzó algunos picotazos a sus salvadores a modo de defensa, desplegó sus alas y se internó en el mar nuevamente. Buena parte de la secuencia fue filmada y las imágenes compartidas en las redes sociales.
La reconocida bióloga Patricia González también se asombró cuando recibió uno de los videos. Explicó que los biguás bucean y atrapan peces para alimentarse y supuso que en este caso era demasiado el tamaño.
Recordó que hace años encontró un cadáver de la misma especie que también había ingerido un pescado, pero era mucho más chico que este.
Texto y foto: La Mañana de Cipolletti