¡Policías eran los de antes! Un hombre de vida austera y servicio a la comunidad en Río Negro

 

Comisario Ceballos. Era vegetariano, le pegó una patada a un calentador Bram Metal, hacía preguntas insólitas y era Testigo de Jehová

 

Siempre se dice que todo tiempo pasado era mejor. No sé si será tan así. Tal vez porque asociamos nuestros recuerdos del pasado donde todo parecía distinto.

 

Y, generalizando, se suele decir ¡Policías eran los de antes! Y algo de razón se tiene. Mi pueblo en tiempos lejanos tuvo excelentes servidores de la ley que eran respetados por todos y que cumplían su trabajo en forma irreprochable. Dar nombres sería caer en omisiones involuntarias.

 

En el año 1973 me desempeñaba como secretario de Gobierno en la Municipalidad y Manuel Marileo, que era el presidente del Concejo Municipal, había viajado a la ciudad de Viedma a realizar gestiones inherentes a su función, quedando yo a cargo del Municipio.

 

Estaba una mañana en el despacho cuando Chiche Paz me avisa que un señor quería verme. Lo hace pasar y me encuentro con un señor a quién no conocía, vestido de civil, que por todo saludo me hizo una pregunta, señalando el cielo con un dedo de su mano derecha: ¿A cuántos metros sobre el nivel del mar está Valcheta? Asombrado le contesté.

 

Recién después de un buen rato de charla intrascendente, me dijo que se llamaba Antonio Nazareno Ceballos, natural de la provincia de Corrientes y que era el nuevo comisario de Valcheta.

 

Allí comenzó una relación amistosa con este verdadero personaje, un hombre de gran bonhomía y de vida austera y servicial.

 

En una oportunidad, en pleno invierno, estaba conversando con él en su despacho y como en aquellos tiempos no había gas natural, un brillante calentador Bram Metal calefaccionaba el ambiente, pero con un fuerte olor a kerosene. Entonces llamó al sargento Marín (otro personaje) y le dice: “Maroco, fíjate que le pasa al calentador”. Al persistir el mal funcionamiento Ceballos se levantó del sillón y le pegó una fuerte patada, donde casi se prende fuego el piso de parquet, que estaba brillante y encerado.

 

Era vegetariano y eso en aquellos años era una gran rareza. A los corderos y chivitos carneados les decía cadáveres. Al personal policial les vendía yerbas saludables, malta, té y muchos productos vegetarianos.

 

Aún tengo un libro que también promocionaba y vendía a todo el pueblo que se titula “El ajo, el limón y la cebolla curan más de mil enfermedades”. Un clásico del comisario Antonio Nazareno Ceballos.

 

Cuando nos solía invitar a comer –su señora era una gran cocinera- el menú era invariablemente de vegetales y las milanesas de soja infaltables, pero por el aderezo sabían muy ricas.

 

En una oportunidad en que tuvo que viajar a Viedma por gestiones ante Jefatura, al regresar pararon a comer en un restaurante en el cruce de San Antonio y sus acompañantes pidieron bifes a la plancha, para estupor de Ceballos. Me cuenta un policía protagonista del acontecimiento que el buen comisario llamó al mozo y le dijo: “Tráeme a mí también un buen bifacho con papas fritas”. Y a sus subordinados les dijo que en Valcheta cierren la boca o que se aguanten a las consecuencias.

 

Decía: “Mis hermanos los testigos”, Refiriéndose a su inclinación religiosa, pero también solía asistir a los cultos evangélicos, siendo amigo de un Pastor de apellido Vera, correntino como él.

 

En el comercio de tienda de mis padres en una oportunidad compró una pileta de tipo Pelopincho la que tuvimos que armar en la azotea de la repartición. Él mismo, con el manual de instrucciones en mano ordenaba el armado de la misma.

 

Cuando nos visitaba en nuestra casa, siempre de civil pero impecable en el vestir, sacaba el arma y la colocaba en el antepecho de la ventana. Luego extraía de su bolsillo una gamuza y se lustraba los zapatos, siempre brillantes.

 

Seguro que quedarán muchas de sus anécdotas en el recuerdo. Ya jubilado de la fuerza policial, retornó a su provincia, donde falleció.

 

Por eso, tal vez, “policías eran los de antes”.

 

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

 

Foto: Comisaría de Valcheta, aspecto que tenía hace varios años

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