Alicia Ledesma tiene 66 años, 13 hijos y “muchos nietos y bisnietos”. Todos colaboraron para que pudiera completar séptimo grado. Jesús, su nieto policía, le enseñaba por las noches. “Lo que más me costaba eran las divisiones”, dijo.
Alicia es una “abuelita solidaria”, como ella misma se dice, quien hace apenas unos días vivió uno de los momentos más emocionantes de su vida. Tiene 13 hijos, “montón” de nietos y bisnietos… y llegado el fin de este raro 2020 le tocó asistir a un acto de egresados. Pero esta vez, su familia fue la que la acompañó y la aplaudió, porque la protagonista fue ella: logró terminar el séptimo grado.
A los 66 años egresó de la primaria de Luis Beltrán, en el Valle Medio, y todo fue una fiesta. Fue un logro propio, merecido, pero para ella el esfuerzo de Jesús, su nieto policía, que cuando salía de noche de cumplir su turno pasaba a su casa para ayudarla con las tareas, de Vero “mi nieta licenciada”, de María, y del resto de sus hijas y nietos, fue fundamental.
“Por ahí uno espera que nuestros hijos egresen pero nosotros hoy estamos orgullosos de esta mujer, la viejita Alicia, la EGRESADA más esperada de nuestras vidas. Sabemos lo que te ha costado todo esto, pero sabemos que le pusiste mucho empeño al ir en un horario que no querías a la escuela. Hoy estamos felices tus hijos, nietos, bisnietos y tus yernos y nueras. Te amo mamá Alicia, con esto nos dejás una gran moraleja: tu dicho cuando uno quiere y tiene voluntad puede”, le dedicó su hija Sandra Mella, en las redes.
Alicia es conocida en todo el Valle Medio por sus “salsas solidarias”. Las que se encarga de preparar con su familia para regalar a comedores y escuelas, por los populares y esperados regalos de Reyes, del día del Niño, por las “ferias de ropa” y calzado y por “meterse” en cada evento que sea necesario para ayudar en su pueblo.
“Tenía el sueño de tener un comedor comunitario, para poder hacer más, para ayudar más. Lo había hablado con Alberto (Weretilneck) cuando era gobernador, porque lo conozco, pero al final no se logró. Sigue siendo lo que más quiero”, contó.
La cosa es que la “viejita Alicia”, como le dicen sus hijas e hijos, se esforzó en este 2020 complicado, aprendió, se metió en “la compu de la nieta”, recibía las clases virtuales, hacía las tareas y logró dar un paso sustancial para la próxima etapa.
“Siii, voy a ir, quiero ir y anotarme para la secundaria”, sonrió, amable y generosa. Alicia vive en Beltrán, pero nació en Choele Choel. “Hace 30 años me vine. Toda la vida trabajé, fui ama de casa, crié sola a mis hijos, tengo 13, y siempre hice trabajos solidarios, para ayudar a la gente, porque hay mucha necesidad”, agregó.
“Junto tomate, pido y pido en todos lados, ya me conocen en el pueblo, y hago salsa para reglar, no sé hacer dulce… nunca le agarré la mano. Ahora para Reyes también estoy juntando cosas para los niños, hay barrios complicados y también junto ropita, zapatillas… las lavo y la gente las viene a buscar”, contó.
Fue una vida dura la suya, tuvo 9 hijas mujeres y 4 varones y de un día para el otro “por cosas de la vida” se vio sola y debió salir adelante. “Y… tuve un mal compañero… se fue y nunca más volvió”, señaló.
Tuvo que salir a trabajar a las chacras para poder darles de comer, y “los llevaba a todos conmigo”, recordó. Siempre anda rodeada de sus nietos y bisnietos. “¿Cuántos tengo? Mirá son tantos que ni me acuerdo. Si me pedís que saque la cuenta ahora mismo no sabría decirte…”, rió, en medio del tumulto en su casa.
Contó que fue a la escuela de chica, solo hasta cuarto grado. “Sabía leer, escribir, sacar algunas cuentas, pero después tuve que trabajar. Un día vino una maestra de la Escuela 11, me dijo si quería terminar la escuela, y empecé a ir y con la pandemia ella me mandaba cosas por face, cosas de la escuela y el lunes me llamó… me dijo que era egresada”, explicó, feliz.
– ¿Costó mucho llegar al diploma?
Y… un poco, pero me gustó mucho. Me costaban las divisiones, esas eran las más difíciles, pero con ayuda de mis hijas y nietos, que me ayudaron. Verónica, mi nieto policía, María que me enseñaba con el teléfono, Ale que me ayudaba a la noche, me prestaban la computadora… fue posible. Cocinaba, lavaba los platos y Jesús, mi nieto, salía de trabajar de la Policía y me decía ‘vamos a estudiar un poco’. Y así fue. Fue tan grande la emoción, vinieron las maestras, la directora, todos.
Por Silvana Salinasssperiodista@gmail.com
Título original de la nota: Nunca es tarde: la abuela solidaria que aprendió a usar el celular y terminó a primaria
Publicado por La Mañana de Cipolletti