La profesora Ángela Castellano Salas, de la Pontifica Universidad Católica de Chile, en un trabajo muy interesante sobre las machis como guardianas del espíritu y sus sueños, escribe lo siguiente:
“La salud, la enfermedad y la muerte son hechos universales en la experiencia del hombre, sin embargo la manera de explicarse estos fenómenos, así como los mecanismos para enfrentarlos, son construcciones culturales que varían de acuerdo a los valores, conocimientos, técnicas, creencias, sentimientos y tradiciones de cada grupo humano en particular. Todos los sistemas médicos tienen fundamentos para sus prácticas y tienen la misma lógica, en cuando buscan causas de las enfermedades y formas de tratamiento para recuperar la salud, las que tienen a su vez el reconocimiento de la sociedad. Esta legitimación puede darse a través de la evidencia científica como es el caso de la medicina oficial, o también a través de un sueño, una visión o la enfermedad de un machi o chamán, como es el caso de las medicinas tradicionales indígenas. Así, el fenómeno de salud-enfermedad es variable según el contexto cultural”.
En el caso que nos ocupa, de las machis propiamente dichas, expresa que “En nuestra región podemos encontrar diversos exponentes de la medicina tradicional indígena, siendo la medicina mapuche la más representativa, por ser la etnia predominante. Las machis son las intermediarias entre el mundo mapuche y el mundo sobrenatural y sus espíritus protectores les entregan poderes para combatir a los espíritus malignos. Velan por el malestar de sus enfermos y la comunidad”.
“Uno de los últimos rituales rituales de la asunción del rol de “machi” es cuando el “rewe” se planta enfrente de la casa de la machi, junto con el canelo, laurel, maqui y copihue –plantas que son consideradas sagradas-. En el caso descrito, la machi guía recomienda que dicho rewe se debe tener al frente pero de donde sale el sol”.
El escritor y divulgador de su propia cultura mapuche, César Aladino Currulef, en su interesante libro “Koñümpan”, o sea “Traerlo a la memoria”, dejó un hermoso poema en homenaje a las siempre recordadas “machis de Anecón” a las cuales conoció y trató personalmente como también con Gervasio Prefil Curafil:
“Como poder escribir
En el viento
Como poder escribir
En el desierto
Por las comarcas
Donde fuiste
Sacerdotisa
De tu misma gloria.
Hoy sé que los caldenes
Y alpatacos
El pañil
Al conjuro
Se inclinan
Reverentes.
Que los guanacos
Centauros
De leyendas
Relinchan sofrenando
Su galope
Para fijarse en vos.
Mahuida estás
Planicie adentro.
El Somuncurá sabe de tu gloria
Y el Anecón en las noches
Te vio llorar en la derrota…
Diosa de los aduares
Celebrante en el rewe
Tótem viviente
Gualicho errante
Del pueblo mapuche.
Hijas del sol
Veneradas machis de Anecón
Agoreras por fuego y ceniza
Lastimero taiel y quemquén.
Rezo de las viejas.
Painé y Curamil, hijas del sol
Veneradas machis de Anecón. .
Texto: Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta