El hallazgo de submarino nazi en Necochea. El rol de un periodista radicado en Río Negro

El descubrimiento de un sumergible alemán, hundido hace casi 80 años, cerca de Necochea, da por tierra con una postura oficial argentina y abre paso a varios interrogantes.

El reciente descubrimiento de un submarino en la costa de Necochea seguramente derrumbará algunos mitos y alimentará otros, pero lo cierto es que obligará al Estado argentino a cambiar su postura sobre la presencia de sumergibles nazis en la Argentina.

Como se recordará, en los años 90 la Comisión de Esclarecimiento de las Actividades Nazis en Argentina concluyó que sólo puede acreditarse la presencia de dos embarcaciones de ese tipo, las que se rindieron en Mar del Plata, en 1945 y que no hubo desembarco de personas ni de cargas.

Hoy, las evidencias logradas a pulmón y contra viento y marea por un puñado de entusiastas investigadores, muchas veces tildados de locos, obligan, al menos, a repensar varias cuestiones.

Para conocer más detalles e implicancias del reciente descubrimiento de Costa Bonita, a 6 kilómetros de Quequén y 4.000 metros mar adentro, dialogamos con el ingeniero Hernán Sotero González, miembro del grupo Eslabón Perdido, que encabeza el periodista Abel Basti y que investiga la presencia de submarinos nazis en la costa argentina.

Si bien las pericias confirmaron lo que Ustedes sospechaban, me imagino que aún deben seguir sorprendidos por el descubrimiento.

–Así es. Esto nace a partir de un dato que nos dio un pescador de una zona donde siempre se le trababan las redes, donde siempre tenía  problemas. El hombre afirmaba que algo había ahí abajo. Por suerte tuvo la rapidez mental de tomar las coordenadas del lugar y también pasó por arriba con una lancha y una ecosonda para grabar el perfil del fondo. Luego nos suministró toda esa información y la analizamos.

   –¿Qué vieron?

–Lo primero que surgió de eso es que, efectivamente, se trata de un naufragio. Los restos tienen  80 metros de eslora (largo), aproximadamente, y menos de 10 metros de manga (ancho). Lo primero que nos llamó la atención es que es una embarcación muy angosta para ser un buque oceánico, que tienen que tener una manga importante para ser estables en el mar.
Sin  embargo, en este caso la forma es estilizada y en el perfil se veía una protuberancia y un mástil, pero la ecosonda no es algo muy preciso.

-¿Luego de estos primeros indicios qué pasos siguieron?

–Empezamos a investigar si había algún dato de algún naufragio en ese lugar, tampoco figura nada en el “Derrotero Argentino”, una publicación que consigna todos los naufragios y accidentes que hay en materia naval. Tampoco hay un propietario, ni dueño de un seguro, no hay tripulación, no hay denuncia de siniestro, no hay absolutamente nada. Muy extraño.
De todas maneras, ahí hicimos la denuncia al Servicio de Hidrografía Naval y a la Prefectura, acerca de un naufragio no individualizado.

   –¿Y cuál fue la respuesta?

–Tomaron la denuncia, la analizaron, y concluyeron que, efectivamente, “esto no lo conocemos. Es algo que sorprendentemente no está”.
Por eso Prefectura destino el buque Tango (buque especializado en salvamento que cuenta, entre otros equipos vehículo operado remotamente) y varios buzos de profundidad, que bajaron a 28 metros. La visibilidad ahí es muy mala, no más de un metro, pero pudieron filmar el naufragio, pieza por pieza, metro a metro. Lograron ocho horas de filmación.

-Me imagino que deben haber elaborado un informe.

–Sí, pero no identificaban la nave y hablaban de la presencia de un mástil. Entonces les solicitamos las 8 horas de filmación, nos la suministraron y empezamos a ver todo nosotros, cuadro por cuadro, pieza por pieza. Ahí ya nos dimos cuenta que el naufragio está completamente destruido, grotescamente destruido, no son daños por el mar. Fue explotado desde el interior, todo muy raro.

   –¿Vieron algún elemento que los llevó a tener certeza de la presencia de un submarino?

–Sí, porque encontramos la torreta, la identificamos por los deflectores de agua que posee para navegar en superficie y, obviamente, la pieza fundamental, que fue la que definió todo: el periscopio intacto. ¡Es un submarino!, dijimos, no nos cabía duda.

–Pero siempre es bueno tener una segunda opinión…

–Exacto, y a veces hasta una tercera. Por eso nos contactamos con el Consejo Profesional de Ingeniería Naval y les llevamos el caso. Miraron las imágenes y dijeron, “muchachos, esto no es un barco, vamos a destacar dos peritos y vamos a hacer un peritaje y un informe, después de analizarlo bien”.

Los dos peritos fueron Juan Martín Canevaro, que es el propio presidente del Consejo Profesional de  Ingeniería Naval y el ingeniero Andrés Miguel Cuidet. Los dos analizaron todas las filmaciones, cuadro por cuadro, pieza por pieza y llegaron a las mismas conclusiones que nosotros. Esto no es compatible con un barco, sino con un submarino.
Además nosotros ya habíamos visto: no hay ojos de buey, ni barandas, cabrestantes, cadenas, anclas, mástiles, bodegas, timonera, nada que lo identifique como un barco.

   –¿Pudieron ver algo de la estructura interna?

–Sí. La disposición de todas las vigas y soportes entre el casco de presión y el casco exterior son las mismas de una foto que tenemos de los submarinos tipo IX en astillero.

 –¿Y cómo entran a jugar los expertos italianos en todo esto?

–En el ínterín toma contacto con nosotros la Liga Naval Italiana y pregunta qué está pasando. Les suministramos toda la información y se comprometieron a hacer una pericia.

En este caso se contactó con nosotros Fabio Giuseppe Bisciotti, un prestigioso investigador y experto en el tema. Hicieron el peritaje y llegaron exactamente a la misma conclusión. Incluso identificaron más piezas que nosotros, seguramente porque los conocen más y para ellos no hay dudas de que es un submarino alemán, probablemente de un tipo IX (ver aparte).

   –Bueno, a partir de la certeza de que es un submarino alemán, me imagino que la cuestión es qué hacía en la costa de Necochea

–Estamos seguros que es un submarino, que es alemán y que fue dinamitado a propósito para ocultarlo. Ahí desembarcó gente y carga. Por ahí  desembarcaron en otro lugar y lo dinamitaron en este, quizás la deriva lo fue llevando. No podemos decir cuál fue el lugar de desembarco, si justo frente a Costa Bonita o más hacia el noreste, que es lo que nosotros pensamos, frente a estancia Moromar.

–¿Quiénes habrán viajado ahí arriba?

— Dios dirá, pero evidentemente era gente que no podía entrar a la Argentina con pasaporte falso porque los iban a reconocer, por lo que debieron ser jerarcas. Si es por la cantidad de la tripulación, estos submarinos tenían unos 50 tripulantes, por lo que pueden haber llevado unas 20 personas más.

   –Abel Basti tiene toda una teoría….

–Sí, él es un investigador fundamentalmente del escape de Hitler a la Argentina, y de haber escapado no escapó sólo, sino con un séquito y con su carga, sobre todo oro.

–A partir de esto, ¿el gobierno argentino deberá cambiar su postura?

–El informe de la Comisión de Estudios de Actividades Nazis en la Argentina (CEANA) concluyó que no hubo submarinos ni desembarcos de nazis en el país. Ahora no sé el Estado argentino qué va a hacer, de qué se va a disfrazar.

“El submarino fue dinamitado y puede haber tres más”

   –¿Por qué afirma que el submarino fue destruido por sus tripulantes?

–Por la forma que están doblados y destruidos los hierros. Este naufragio es claramente un escape porque fue dinamitado y el objetivo fue cubrir el submarino. No fue explotado en superficie porque en Quequén hubiesen percibido la explosión, sino que lo hicieron sumergido.

   –¿Puede haber otros submarinos hundidos en esa zona?

–Sí, creemos que hay más, por lo menos tres. La zona área frente a estancia Moromar es un área muy grande para buscar, pero para nosotros tiene que estar el “Santo Grial”. Abel, y nosotros también, creemos que Hitler desembarcó en Moromar, pasó la noche ahí y salió por tierra a tomar el tren a Bariloche (Ndr: Debió pasar necesariamente por Bahía Blanca).

 –¿Por qué piensan que en ese lugar?

–No lo podemos afirmar, pero hay un lugar en la costa que está alterada por la mano del hombre, hay como una especie de dársena, perfectamente rectangular, que cuando sube la marea se llena de agua y ahí podrían haber desembarcado.

Hay denuncias de movimientos de camiones y huellas en la playa. La policía se apersonó en esa estancia y fueron recibidos por personas armadas con ametralladoras que hablaban alemán y no pudieron ingresar. La denuncia está.

   –¿Cuántas veces los habrán tildados de locos o de chantas?

–Es verdad, pero ya estamos acostumbrados y me remito a la parte técnica, que ha sido un éxito porque hemos podido descubrir este submarino. Ahora se verá y esto refuerza más la teoría de los escapes de jerarcas porque se han encontrado en Argentina nazis prominentes.

   –¿Y cómo sigue ahora esta historia?

–No lo sabemos muy bien.  Sería bueno que el ministerio de Seguridad levante el caso y decida apoyarnos, poniendo a disposición nuestra el buque de la Prefectura para poder seguir con las búsquedas,pero mientras no ocurra, hasta ahora con este tema nos quedaremos y seguiremos buscando a pulmón.

   –¿Pueden bajar si consiguen que alguien los apoye?

–No, lo tenemos prohibido.  Solo Prefectura puede bajar y filmar. Incluso se nos vino encima un organismo de la provincia de Buenos Aires diciendo que eran restos arqueológicos y que no los podemos tocar.

Cómo es el submarino hundido en Quequén

Al comparar las imágenes obtenidas en el naufragio de Argentina con otras correspondientes a un submarino germano hundido, Fabio Bisciotti, uno de los máximos expertos internacionales en sumergibles de la Segunda Guerra Mundial, dijo:

“La longitud y el ancho son totalmente compatibles con un U-Boot tipo IX, como el U-166 hundido frente a los Estados Unidos (76,76 metros de eslora y 6,76 de manga)

“La subestructura en ese caso (del U-166) es totalmente comparable, en su parte colapsada, al cuerpo fotografiado en aguas argentina”.

La Liga Navale Italiana dictaminó que los restos encontrados pertenecen a un submarino alemán que fue “deliberadamente explotado”

La pericia, firmada por Bisciotti, tras el relevamiento de los sectores dañados del submarino, señala que “los videos muestran largas secuencias de láminas de metal retorcida, en mi opinión con el intento exitoso de borrar el rastro y desintegrar el submarino”.

Al analizar las imágenes obtenidas del casco del naufragio mediante un sonar de barrido lateral, el experto concluyó que “no hay detalles que se dirijan hacia un buque clásico o un barco de pesca, agregando que “forma y dimensiones me hacen pensar que se trata de un casco ahusado, pero sin lugar a dudas no es de carácter civil, ni utilizado como carga.

“Argumento categóricamente que esto no es un barco en absoluto. En mi opinión las dimensiones no dejan lugar a dudas”, enfatizó al fundamentar que los restos náufragos pertenecen a un submarino.

Texto: Adrián Luciani
aedgarluciani@gmail.com

Publicado en La Nueva (Bahía Blanca

Abel Basti (biografía)

Nació el 5 de julio de 1956 en Olivos, provincia de Buenos Aires. Cursó estudios en la Escuela Superior de Periodismo –Instituto Grafotécnico– y al graduarse se desempeñó como cronista en el diario Clarín. Radicado en Bariloche desde 1979, se dedicó a reconstruir la historia de los nazis arribados a la Argentina. En dicha ciudad del sur fue corresponsal de los diarios Ámbito Financiero La mañana del Sur, y de la agencia de noticias DyN. También se desempeñó como director de Periódico del Sur. Publicó los libros Bariloche naziHitler en ArgentinaEl exilio de HitlerTras los pasos de HitlerLa segunda vida de Hitler (1945-?), entre otros, además de distintos ensayos sobre la presencia en Sudamérica de alemanes prófugos que huyeron de Europa al terminar la Segunda Guerra Mundial. Ha coordinado expediciones en el Atlántico Sur con el fin de encontrar los cascos hundidos de los submarinos utilizados por los nazis para escapar y se desempeñó como investigador para documentales de televisión nacionales e internacionales.

 

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