Dos casos: 70 días para entregarle un 0 km. Quiso pagar factura y puso dos ceros de más

 

Una mujer de Cipolletti compró un automóvil por medio de un plan de ahorros y padeció una excesiva demora en la entrega. Cuando se produjo la adjudicación, advirtió que el contrato contenía una cláusula con un plazo de 60 días para que el vehículo llegara a la concesionaria.

Transcurrieron otros 70 días después del vencimiento y por ello promovió un juicio civil. La sentencia determinó una indemnización para la clienta.

El fallo es de primera instancia y no está firme porque puede ser apelado. Como resultado del juicio, se hizo lugar al reclamo de la clienta y se fijó un monto de indemnización por el incumplimiento contractual y por la privación de uso, que representa el tiempo en el que no pudo disponer del coche.

La mujer se adhirió a un plan de ahorros en una concesionaria de la zona. En ese lugar también realizó todos los trámites administrativos vinculados a su contrato. En un primer momento seleccionó un auto modelo Mobi pero luego de algunos meses resultó adjudicada y pidió cambiar por una camioneta Toro Freedom 1.8.

La cláusula por la que luego reclamó establecía 60 días corridos a partir de la fecha de recepción del formulario de pedido de unidad. Ese plazo se venció y la camioneta cero kilómetro no llegó. Desde esa fecha transcurrieron otros 70 días.

La clienta exigió la aplicación de la penalidad que prevía la cláusula. Como no obtuvo respuestas, inició el juicio civil.

En ese proceso, las dos sociedades involucradas en el plan de ahorro ejercieron sus defensas e hicieron planteos. De todos modos, sobre la base de las pruebas aportadas el fallo hizo lugar al reclamo y fijó una indemnización por el incumplimiento contractual y otra suma de dinero por la privación de uso. Ese rubro representa el tiempo en que la mujer no pudo disponer de su vehículo.

La sentencia sostiene que quedó suficientemente probada la existencia de una demora en la entrega del vehículo adquirido y por ello la clienta se vio impedida de disponer de la unidad, tal como esperaba en virtud de lo convenido contractualmente. “De ello se deriva la consecuente y evidente imposibilidad de uso del automotor y ello resulta plenamente indemnizable ya que se infiere que lo adquiere para poder utilizarlo y beneficiarse con su uso (…) el daño se presume justamente por no poder utilizar –para esparcimiento, para traslado o para darle el uso que se quiera-, en tanto la misma naturaleza del bien implica la utilización para el destino que quien lo adquirió quiera y pueda darle”, surge del fallo.

Fuente: Dirección de Comunicación Judicial – Poder Judicial de Río Negro

Quiso pagar la factura, puso dos ceros de más y no le devolvían la diferencia

Una clienta quiso pagar la factura de su celular mediante sistema electrónico. Se equivocó y puso dos ceros de más. En vez de 1.800 pesos, pagó 180 mil. Después de realizar reclamos a la empresa y en diversos organismos, concurrió al Juzgado de Paz de Viedma y logró la condena a la telefónica.

La mujer se dio cuenta del error al ver el débito en su cuenta. Llamó inmediatamente a Movistar, pero no recibió respuesta. Se dirigió a la sucursal, donde una empleada le proporcionó un número de reclamo y le informó que las devoluciones de este tipo podían demorar más de un mes.
Posteriormente, la mujer presentó un reclamo ante el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM). Cuando la empresa denunciada recibió el reclamo, afirmó que había realizado el reembolso de la suma solicitada. Sin embargo, la mujer revisó su cuenta y no encontró ninguna acreditación.

Luego inició un proceso judicial con una demanda de menor cuantía en el Juzgado de Paz de Viedma. Aportó como prueba los resúmenes de su tarjeta de crédito VISA para demostrar que no se había realizado la devolución.
En el fallo, se explicó que los hechos que originaron la controversia estaban relacionados con una relación de consumo entre la usuaria y la empresa proveedora de servicios de telefonía.

La sentencia recordó que “hay una conducta grave de la demandada, que en vez de resolver el conflicto de manera sencilla y constatar si realmente se realizó la acreditación, se limitó a informar que realizó la devolución del dinero y que la señora sea quien deba reclamar a la entidad bancaria”.

En primer término cuantificó el daño directo, es decir el perjuicio ocasionado de manera inmediata. En este caso, no caben dudas teniendo en cuenta que pagó de más. Luego se refirió al daño moral, definido como “la razonable presunción de que el hecho que motiva el juicio ha generado un padecimiento espiritual susceptible de justificar dicha indemnización”.

El fallo también admitió este rubro, teniendo en cuenta que la clienta tenía la razonable “expectativa de que su proveedora de servicio de telefonía le realice la devolución en forma inmediata y, sin embargo, tuvo que atravesar un penoso camino y verse obligada a litigar”.

Por último, hizo lugar al daño punitivo que “la ley 24.240 establece en su art. 52 bis para los casos en que el proveedor no cumpla con sus obligaciones legales o contractuales”.

De esta manera, la jueza de Paz subrogante condenó a una empresa telefónica a pagar poco más de 450 mil pesos a la clienta.

Fuente: Dirección de Comunicación Judicial – Poder Judicial de Río Negro

 

Foto ilustrativa

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