Hay vocablos que eran de uso corriente y que generalmente se usaban en las zonas rurales, donde por supuesto cada provincia o región tenían sus propios modismos.
Algunos de ellos fueron vulgarizados por revistas de historietas como Patoruzú y Patoruzito que eran muy populares en aquellos tiempos y que hoy nos provocan una sonrisa porque han caído en desuso y el pueblo ha puesto a otras en valor, lo que está muy bien porque el idioma es una materia viva. También han sido y son muy utilizadas en la poesía gauchesca y payadoril.
Una de las más divulgadas y vigentes es “carajo”, lugar donde se envía a una persona cuando dice o hace algo inapropiado. Incorporada al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua la hipótesis más fuerte señala que esta palabra hace referencia a un sector de los barcos antiguos, donde se enviaban a los marineros que cometían una falta.
Otro vocablo muy utilizado, que también ha recogido la RAE, es ¡Caray!, así entre signos de admiración. Es una exclamación con la que se indica admiración, sorpresa o enfado. Por ejemplo: ¡Caray! Es la tercera vez que se me cae la pala.
En el caso de ¡Huija! Muy utilizada por Patoruzito, se trata de un americanismo que expresa alegría ante determinada situación.
Según el Diccionario de Americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española la palabra “malhaya” expresa añoranza o deseo vehemente de algo. En el habla popular manifiesta ira, disgusto o lamentación. También lamento por algo que no se ha logrado o arrepentimiento, asombro, rechazo o disgusto por algo. “Malhaya quién dijo amor”.
Con respecto al vocablo “ansina” se trata de un adverbio de modo que significa “así, de esta manera”, muy utilizado en nuestra literatura gauchesca. Ejemplos: “En el paso esto se hacía ansina”; “De seguir ansina vamos a la perdición”; “Debes maldecir a todos tus conocidos, ansina al que te ha ofendido pronto estará descubierto”.
“Ahijuna” por su parte proviene de la expresión “¡ah, hijo de una! Y es utilizada para expresar diversos sentimientos, especialmente de admiración o de ira. “¡Ahijuna!, no son esas las vacas que había que traer al galpón”.
Por último, una palabra muy utilizada es “caramba”, que según el diccionario de la RAE tiene varias acepciones: “Eufemismo para expresar extrañeza o enfado”, donde uno de sus sinónimos más conocidos sería “recórcholis” o”caracho”. También alude a una danza tradicional y “a la moña que llevaban las mujeres sobre la cofia, a fines del siglo XVIII, por alusión a la Caramba, sobrenombre de Antonia Fernández, tonadillera española del mismo siglo”.
Sobre este último término hay una hermosa canción de Llan Chester que dice: “Caramba mi amor, caramba / lo bello que hubiera sido / si tanto como te quise / así me hubieras querido. Caramba mi amor, caramba / pasar este invierno triste / mirando caer la lluvia / que tantas veces me dices. Caramba mi amor, caramba / las cosas que nos perdimos / los chismes que solo escucho / entre las piedras del río. Caramba mi amor, caramba / el viento con las espigas / aroma de caña fresca / y amargos de mandarina”.
“Los idiomas nos hacen –decía don Ramón del Valle Inclán- y nosotros hemos de deshacerlos”. ¿Nosotros? Sí, nosotros los escritores.
Texto: Jorge Castañeda
Escritor –Valcheta (Río Negro)