La Meseta de Somuncurá tiene misterios que se pierden en la noche de los tiempos: Murallones de piedras pentagonales, una puerta de piedra, verbenas en flor, lagunas embrujadas, los cerros Corona y el Puntudo, los petroglifos y las pinturas rupestres, el cielo más limpio del continente donde las estrellas rielan majestuosas, la pintoresca Cueva de Curín, donde el tiempo primordial parece detenido, las tropillas de yeguarizos, el puma predador y el zorro colorado, la leña de piedra, las serranías de Apas donde descansan para siempre los viejos tehuelches debajo de los chenques, las piedras, el coirón, los tunales.
Y arriba de un cerro el oasis de “La Gotera”, donde un hilo de agua purísima cae sobre la pila bautismal recubierta de hongos y líquenes.
¿De qué lugar en tamaña altura proviene el agua milagrosa que le da vida y renombre? ¿Y esos colores fauvistas, qué pintor ha volcado en el lienzo natural del recipiente donde cae muy lentamente?
Hay una paz dentro de la oquedad del cerro, un silencio que habla, que uno siente que es como estar dentro de la nave de una catedral donde el agua el cae fina y minuciosamente.
El recipiente se ha roto
Y nada contiene al agua
Que cae.
Pero su hilo transparente
Desciende sobre la fragua
Fresca como un hontanar
Que cae.
¿Tal vez sea agua bendita
Esa de Somuncurá?
¿Qué tiempos anunciará
Esa agua tan cristalina
Que cae.
Misterios de la Gotera
Allende el Somuncurá.
Como un río de agua viva
Que cae.
Texto: Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta
Reedición