¿Y por casa… como hablamos? Es un libro sumamente interesante del profesor Esteban Giménez, donde aprendemos mucho para hablar correctamente. Y si salimos de compras, con este libro en la mano, aprenderemos mucho.
Si nos encontramos ante las góndolas de frutas y verduras sabremos que la palabra kiwi “era casi desconocida hasta hace poco tiempo, ya que solo se la utilizaba para definir “el ave del tamaño de una gallina, originaria de Nueva Zelanda”, pero con motivo de la importación y el posterior cultivo, en nuestro continente, del “arbusto trepador cuyo fruto es comestible”, kiwi, es el nombre del fruto así llamado en homenaje al animal mencionado, adquirió gran notoriedad”.
Y si queremos comprar un mal llamado brócoli, Esteban Giménez nos dice: ¿Sabía usted, estimado lector, que el verdadero nombre de ese derivado de la col es bróculi, en lugar de brócoli? Por supuesto, no le sugerimos que le pida a su verdulero bróculis en lugar de brócolis, porque sería motivo de discusión, pero por lo menos conozca la verdadera forma de llamar a esta col”.
Dice el autor que “llama la atención que, a veces, algunas de las personas encargadas por radio y televisión las recetas para la preparación de comidas y manjares, cometen el error de decir “un coliflor”; el coliflor, cuando es sabido que el nombre de esta col está integrado por dos elementos que son del nombre de género femenino: “la col y la flor”, y por lo tanto debe decirse la coliflor, una coliflor”.
Y como estamos en vísperas de las tradicionales festividades de Navidad y de Año Nuevo llevaremos invariablemente una variedad de frutas, o sea “tuti fruti” que “es una expresión tomada del italiano, cuyo significado es “todas las frutas”, aplicándose principalmente a la ensalada de frutas o al clericó”, que como es sabido contiene alcohol. También es correcto denominarla “macedonia”.
Si acaso desea comprar algún producto en sachet se deberá saber que “en francés equivale a “saquito”, y entre nosotros, a pesar de tener el significado de un vocablo español, alterna su uso con el equivalente, es decir usamos sachet para hablar del envase del champú o de la leche, por ejemplo, pero utilizamos “saquito” para referirnos al de té”.
Ahora sí, si queremos adquirir un sachet de mayonesa, es bueno saber que así se define “la salsa que se hace batiendo aceite crudo y yema de huevo y su forma original es “mahonesa” , debido a que es originaria de las islas “Mahón”, en las Baleares, pero se ha extendido el uso de la forma con que la conocemos hoy. Debe evitarse la forma vulgar “bayonesa”.
Y si acaso cuidamos nuestro organismo y aptamos por productos con la leyenda “light”, en inglés existen dos términos que responden a esta grafía. “El que nos ocupa –dice Giménez- equivale a “ligero, liviano, suave” y se aplica, en especial, a ciertos alimentos, bebidas y cigarrillos, para hacer notar que ese producto es más liviano en su preparación, respecto de los que no llevan ese calificativo”.
Se diferencia en cambio la palabra “diet”; “término de origen inglés que significa “dieta” y está aplicado a los productos alimenticios elaborados sobre la base de ingredientes de bajo contenido en calorías. Originariamente, se lo usaba en bebidas gaseosas y luego se extendió a toda clase alimentos: golosinas, postres, helados y otras”.
Y si queremos beber una bebida espumante debemos saber que “la forma castellanizada del término francés Champagne, es champaña o champán. El nombre proviene de la región francesa de “Champagne”, lugar donde comenzó a elaborarse este vino que, por ser precisamente un vino, debe llevar el artículo masculino: el champaña”.
Y llega el triste momento que debemos pasar por la caja donde debemos exigir el ticket correspondiente a nuestra comprar. “Es una palabra de origen inglés, que equivale a comprobante”.
Y así nos vamos felices porque además de procurar los alimentos para nuestro sustento diario aprendimos algunas cosas.
Texto: Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta (Río Negro)