Un cliente de Cipolletti compró un automóvil cero kilómetro bajo el sistema “llave contra llave”, pero la concesionaria demoró casi cuatro meses desde que entregó su vehículo usado. El hombre montó una protesta con pancartas y le pidió a sus familiares que se movilizaran. Ese mismo mes le adjudicaron el auto, aunque una sentencia fijó una indemnización por la tardanza.
El hombre sostuvo en el juicio que decidió invertir su dinero en un cero kilómetro. Entonces se acercó hasta la concesionaria ubicada en la región y eligió un Peugeot 208 Active 1.6 que estaba en exhibición. El vendedor le prometió que le entregarían ese mismo coche a cambio de su Citroen C3, más los gastos administrativos y un saldo que el cliente pensaba financiar en 36 cuotas.
Cuando formalizó el negocio, dejó su auto usado en el salón de ventas, abonó las sumas indicadas y aguardó los 15 días para salir a la calle con su cero kilómetro.
Transcurrieron en total tres meses y 26 días hasta que logró su cometido. Cansado de reclamar y de enviar cartas documentos, llegó a montar una protesta junto a sus familiares en la vidriera de la concesionaria. Logró ser atendido por el gerente y el auto llegó ese mismo mes.
En el juicio probó que había tenido que usar el servicio de taxi para traslados familiares y algunos fletes para su actividad comercial.
La concesionaria, en su defensa, sostuvo que el cliente entregó el Citroen C3 por decisión propia, negó que lo hubieran prometido el Peugeot que estaba en exhibición y cargó la demora en la trabas a las importaciones y las consecuencias de la pandemia.
El fallo del fuero Civil de Cipolletti consideró que no se logró demostrar ni las condiciones ni el plazo de entrega que se le informó al comprador. En consecuencia hubo un incumplimiento a la ley de Defensa del Consumidor.
Como solución, se condenó a la concesionaria a pagarle al cliente una suma de dinero para afrontar los traslados en taxi y flete a raíz de la necesidad de procurarse otro medio de movilidad, cuestión derivada de la falta de disponibilidad de un vehículo.
Fuente: Dirección de Comunicación Judicial – Poder Judicial de Río Negro
Le robaron las cubiertas: en mediación, acordó con el seguro un monto de resarcimiento
Empezaba el otoño en Bariloche. A las 6 de la mañana, una vecina salió de su casa a su trabajo y se encontró con una desagradable sorpresa: le habían robado las cuatro ruedas de su Peugeot 206.
Como tenía una póliza activa con una aseguradora, inició los trámites para el reconocimiento patrimonial. Sin embargo, inflación mediante, la cuestión se extendió por varios meses.
La situación se encaminaba a un litigio, pero finalmente lograron sentarse con la compañía aseguradora, en la mesa del Centro Integral de Métodos Autocomopositivos de Resolución de Conflictos, y llegar a un acuerdo.
La aseguradora aceptó abonar la suma pedida por la vecina, actualizada, para poder reponer los neumáticos. Quedó asentado en el acta que la suma no implica el “reconocimiento de los hechos” y que la propietaria del vehículo, una vez recibido el monto, no reclamará ningún otro rubro. También dejará sin efecto las acciones en Defensa del Consumidor.
De esta manera se resolvió el conflicto con un mecanismo que logra el entendimiento, la celeridad y la eficacia en el cumplimiento de lo acordado.
Fuente: Dirección de Comunicación Judicial – Poder Judicial de Río Negro