Entre los campos de José B. Casás y Bahía San Blas, situados entre 40 y 100 kilómetros de Carmen de Patagones y Viedma, están los recuerdos de infancia del vecino Edgardo Rostagno. Iniciada la década de 1950, la familia debió mudarse a Carmen de Patagones y con apenas 15 años se empleó como ayudante en una carpintería. Después, montó su propio taller, obteniendo con el tiempo el reconocimiento de la comunidad como eximio carpintero.
Circunstancias de la vida lo acercaron a la isla “La Porteña” también conocida como “isla Crespo”, donde conoció a Amelia, hija de Lorenzo Hubert y Mercedes Crespo, con quien contrajo matrimonio.
Amelia heredó, entre otras cosas, una antigua talla de madera de la Virgen Nuestra Señora de Aránzazu. Según la tradición familiar, esta imagen, traída a Patagones durante la colonia, fue pasando de generación en generación por intermedio de la hermana mayor, forma en la cual llegó a manos de Amelia.
La representante local Emma Nozzi, conocedora de la historia, intentó por décadas incorporar la imagen al acervo patrimonial maragato, deseo que Edgardo le cumplió donándola al Museo de Patagones.
Fuente: Museo Emma Nozzi