El volcán Lanín, considerado lugar sagrado por los indios tiene su Dios para protegerlo

 

En su alrededor han surgido numerosos mitos, entre ellos que esa protección pretende explicar porque ha permanecido apagado durante tantos años, porque en su cumbre desde hace mucho habita un “pillán”, espíritu cuya misión es defender la naturaleza de los desastres que provoca el ser humano.

Según cuenta la leyenda, tiempo atrás un grupo de integrantes de la tribu conocida como “Huaiquimil”, llegaron al lugar con la pretensión de lograr cazar algunos animales que habitaban la zona, sin advertir que quien estaba observando la escena  era el “pillán”, situación que lo enfureció de tal manera que el volcán entró en erupción.

Obviamente, los habitantes de las cercanías del lugar, atemorizados por la reacción y las consecuencias del comportamiento del Lanín consideraron necesario acudir al hechicero de la tribu, el que tomó intervención  y entre las medidas adoptadas decidió investigar una solución para tranquilizar al “pillán”.

Entre las soluciones evaluadas figuraba la entrega de una ofrenda, la que consistía en ofrecer la hija menor del cacique se la tribu, una jovencita llamada “Huilefùn”,  muchacha que contaba con el cariño y afecto de toda la comunidad.

La cosa no terminaba ahí, ya que la entrega de la ofrenda debía estar a cargo del joven “Quechuàn”, considerado el más valiente y fuerte de la tribu, quien sería el encargado de llevar a la joven “Huilefùn” hasta la cima del volcán.

Agrega la leyenda que la Joven muchacha resignada, aceptó ofrecer su vida a efectos de salvar la  de su pueblo, cuyos integrantes, quienes si bien se mostraban de acuerdo y aceptaban el sacrificio de la jovencita, no podían ocultar su dolor.

Mientras tanto, la expectativa de lo que vendría había sumido a los integrantes de la tribu en un estado emocional y de incertidumbre, no exento de temor y dolor aguardando el desenlace, ya que el Lanín seguía temblando amenazante y provocando en la comunidad un estado de nerviosismo, inseguridad y temor intranquilizador e inquietante.

Según la leyenda, entonces el encargado de concretar el acto de ofrenda de acuerdo a la recomendación del hechicero, tarea que se decidió debía cumplir el joven “Quechuan”, este se aprestó a cumplir con el mandato.

Este acercó a la joven “Huilefún” cargándola sobre sus hombros hasta las inmediaciones del cráter del volcán, donde un cóndor tomó con sus garras a la muchachita y se elevó con ella hasta una considerable altura para arrojarla al interior del cráter.

A los pocos momentos de cumplirse la ofrenda prometida, una copiosa nevada se descargo hasta apagar el fuego del volcán.

Por lo tanto y de acuerdo a lo que indica también dicha leyenda, desde entonces el  volcán Lanín permanece callado y ocultando la belleza de la muchacha en su interior.

Texto: Eduardo Reyes, escritor de Viedma

La Grutas  –  Río Negro

 

 

 

 

 

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