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Podemos decir que el pie “es la porción terminal de una extremidad que lleva el peso del cuerpo y permite la locomoción y retromoción. Es una estructura anatómica que se encuentran en muchos vertebrados”.
“El ser humano usa sus pies para la locomoción bípeda, haciendo posible la posición vertical y la liberación de los miembros superiores. En su concepto, constituye una bisagra con el suelo, siendo crucial, pero como estructura inferior a menudo resulta infravalorado. Anatómicamente, el pie y la mano humana son variaciones de una misma estructura de cinco dígitos que es común a muchos otros vertebrados; es también una de las dos estructuras de huesos más complejas del cuerpo”.
Pedestre –según el profesor Esteban Giménez- significa literalmente “que anda a pie” y se aplica no sólo a una persona que camina, sino a ciertos deportes que se realizan a pie. Circula la forma vulgar pedreste, alterando la ubicación de la letra r.
Y aclara la diferencia sobre los vocablos Pedicuro/podólogo. Expresa que “conviene establecer la diferencia entre ambos términos, que será lo mismo que establecer la diferencia entre un podólogo y un pedicuro. El pedicuro es la persona que tiene por oficio cuidar de los pies, extirpando o curando callos, uñeros, etc. El podólogo es quién practica la podología, que, a su vez, es la rama de la medicina que tiene por objeto el tratamiento de las afecciones y deformidades de los pies, cuando dicho tratamiento no rebasa los límites de la cirugía menor. De esta manera, queda claro que el podólogo es un profesional universitario”.
En la Biblia hay varias alusiones a los pies, por ejemplo, en Josué 14,9 cuando Josué juró, diciendo “ciertamente, la tierra que ha pisado tu pie será herencia tuya y de tus hijos para siempre, porque has seguido plenamente al Señor mi Dios”.
En el libro de Deuteronomio 8,4 se le dice al pueblo: “Tu ropa no se gastó sobre ti, ni se hinchó tu pie durante estos cuarenta años”.
Era una ley divina para el pueblo judío “que se lavaran las manos y los pies para que no mueran”, dado por estatuto perpetuo para todo el pueblo.
El mismo Jesús, en señal de humildad y de servicio lavó los pies de sus discípulos, y Dios al profeta Ezequiel le decía: “Hijo del hombre, ponte sobre tus pies”.
Generalmente, la palabra pies era utilizada también como un eufemismo para aludir a las partes genitales o pudendas.
Me recuerdo del álbum de Vox Dei “Jeremías pies de plomo”, esta frase aparece en un refrán que significa andar con sumo cuidado.
En los Versos del Capitán, Pablo Neruda en un fragmento de su poema Los pies, dedicado a su musa inspiradora Matilde Urrutia, dice: “Cuando no puedo mirar tu cara miro tus pies. / Tus pies de hueso arqueado, tus pequeños pies duros. / Yo se que te sostienen, y que tu dulce peso / sobre ellos se levante”.
Pero tal vez el más relevante y desgarrador texto que nombra a los pies es un poema del peruano César Vallejo, donde éstos escapan de una fuerza maligna que persigue al hombre que corre: “Va corriendo, andando, huyendo/ de sus pies… / Va con dos nubes en su nube, / sentado apócrifo, en la mano insertos / sus tristes para, sus entonces fúnebres. Corre de todo, andando / entre protestas incoloras; huye / subiendo, huye / bajando, huye / a paso de sotana, huye / alzando al mal en brazos, / huye, / directamente a sollozar a solas. Adonde vaya, / lejos de sus fragosos, caústicos talones, / lejos del aire, lejos de su viaje, / a fin de huir y huir y huir / de sus pies –hombre en dos pies, / parado / de tanto huir- habrá de correr. / ¡Y ni el árbol, si endosa hierro de oro! / ¡Y ni el hierro, si cubre su hojarasca! / Nada, sino sus pies, / nada sino su breve calofrío, / sus para vivos, / sus entonces vivos”.
Y como colofón de esta breve nota, un consejo para los cristianos: “Fíjate en el sendero de tus pies, y todos tus caminos serán establecidos”. Proverbios 4,26
Y otro para los compañeros peronistas: “No hay que sacar los pies del plato”.
Texto: Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta (Río Negro)
