En la Meseta de Somuncurá las piedras hablan. Grabados rupestres y otro misterio

Literalmente podemos decir que en la Meseta de Somuncurá “las piedras hablan”. Por eso, como  casi siempre, el topónimo es como una imagen fotográfica del lugar: “Piedra que habla”.

Y hablan de diferentes formas, por ejemplo cuando el viento sopla con intensidad por los cañadones y golpea una piedra con otra, dando origen por ejemplo al nombre del paraje “Campana Mahuida” por el ruido característico que emiten, o  por la forma que adquieren. Y, lo más importante, por las pinturas rupestres y petroglifos, que con tanta profusión se encuentran en la meseta de Somuncurá.

Al respecto, el profesor Rodolfo Casamiquela dijo que “la Patagonia es un gigantesco mosaico de pinturas y grabados rupestres. Ininterrumpidamente, la labor de diferentes estudiosos va poniendo ante nuestros ojos nuevas muestras de este arte de raíces milenarias. Los motivos publicados suponen ya un ingente material, pero no obstante, no vacilo en afirmar que aún sólo conocemos una ínfima parte de las producciones que engalanan las bardas y las cuevas de la Patagonia”.

Por su parte el doctor Gregorio Álvarez expresa que “dos aspectos configuran, a mi modo de ver, el arte aborigen, interrumpido por nuestra civilización: Un aspecto puramente figurativo y otro predominantemente espiritual. Mediante el primero, el indígena quiso, tal vez, transmitir a la posteridad si sentir íntimo, religioso, mitológico y social, principalmente por la plástica realizada en la roca, lo que constituye el arte llamado rupestre y, por medio del segundo, que pervive aún, lucir su aptitud natural para la expresión fácil de su lenguaje hablado, por medio de la oratoria, la narración de cuentos y leyendas, la poesía y el canto”.

Quién recorre la meseta seguramente descubrirá “que desde allí es dable contemplar uno de los más impresionantes cuadros de la estepa mesetaria, extendida en varios planos, que la naturaleza ofrece como regalo a los ojos, para captar lo bello, lo sugerente y lo grande de esta tierra creada para pensar, para sentir y para soñar”, y encontrará vestigios de este arte ancestral, algunos todavía poco estudiados, pero que sorprenden por el mensaje milenario que transmiten de otros tiempos cuando estos pueblos fueron señores y totales dueños y tenían una cosmovisión diferente de la vida y del mundo.

Los motivos de las labores rupestres encontradas en Somuncurá son: antropomorfos, zoomorfos, fitomorfos, meteoriformes, geométricos, ornamentales, posiblemente topográficos, y, algunos, simbólicos o de ideación abstracta o caprichosa. “Los más, pueden ser interpretados como una especie de exvotos geománticos reclamantes de lluvias, pues ellos sugieren la figuración de ranas, peces, nubes, ondulaciones dispuestas en forma paralela y otros motivos concordes con los efectos que esperan de la magia simpática”.

Hay también grabados de colores que todavía su confección es un misterio para los investigadores, pero podemos decir que “en cuanto los colores, en las producciones rupestres predomina netamente el rojo, que a veces se matiza con el verde, amarillo y, ocasionalmente, azul”. Y cada color para estos pueblos tenían un nombre.

Las fotos que acompañan esta nota fueron tomadas en Somuncurá por Juan Pablo Monges en el sitio “La Maciega”.

Texto: Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta (Río Negro)

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