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De acuerdo a relatos sobre el tema, desde la prehistoria el hombre acudió a la danza o el baile para comunicarse corporalmente, con movimientos que expresen sentimientos o estado de ánimo.
Mediante estos movimientos rítmicos al hombre le sirvió para celebrar diversas ceremonias y ritos, entre ellos nacimientos, defunciones y bodas. Sin embargo, es necesario destacar que al principio un componente ritual de carácter religioso era el objetivo de la celebración.
Registros afirman que las ceremonias estaban orientadas a celebrar la fecundidad, la caza o la guerra y la cadencia de la danza surgía de cuestiones naturales como la propia respiración o los latidos del corazón.
Por tal razón, el origen de la danza en realidad se pierde en el tiempo si se tiene en cuenta que la referencia ritual y social se la vincula estrechamente con la expresión propia del ser humano.
En este caso, se la debe asociar a otras formas de comunicación del hombre a través del arte, como lo escénico, las plásticas, las pinturas rupestres, considerándose además al baile o la danza como un acto de socialización.
Algunos estudiosos de esta cuestión sostienen que por su carácter efímero resulta imposible ubicarlo en tiempo y espacio, en tanto se conoce por testimonios escritos, ubicándosela junto con el nacimiento de las civilizaciones clásicas como la egipcia, griega o romana. Los mismos expertos ponen de manifiesto que ha existido siempre en la danza una dicotomía como expresión folklórica y popular o como arte y espectáculo integrante de un conjunto entre danza, música, coreografía y escenografía.
Agregan que fue en Grecia donde la danza comenzó a ser considerada como arte al ser presentada ante el público. Posteriormente, en tiempos más modernos, pasó a considerarse ballet en el “renacimiento”, aunque otros sostienen que la génesis del ballet hay que situarla en el siglo XX, lo que se conoce como el movimiento romántico.
Si bien hablamos del nacimiento de la danza o el baile, que obviamente surgieron como una necesidad del hombre de expresarse corporalmente, luego fueron apareciendo las variantes o representativas de regiones, actividades o culturas diferentes.
Por caso, las danzas campestres que se ejecutaban en bosques y parajes, donde los jóvenes se ornamentaban con coronas de encinas o guirnaldas con flores, pero lo más llamativo es que comenzaron a celebrar con danzas todo acontecimiento.
Aparecen entonces danzas en celebración o adhesión a las más diversas situaciones, por caso para honrar la “lacedemonia” en honor a la juventud y la inocencia, o las danzas fúnebres por los muertos claro, para festejar una victoria, aunque haya sido a lo “pirro”, es decir que siempre se danzaba ya sea por cuestiones sagradas o profanas.
De acuerdo a los testimonios sobre este tema, hay que destacar que la danza por cualquiera de los motivos que haya sido creada se presentaba o se ofrecía durante otra ceremonia que no podía faltar, el banquete y se debe destacar por otra parte, que en Grecia se reconoció a la danza como una expresión o manifestación artística.
Entre los romanos era usual que practicaran una danza que los expertos dicen debía llamarse “pantomima” y era usada en entierros o funerales. Consistía en que un danzarín utilizara ropa del muerto y una máscara para encabezar el cortejo, que imitaba costumbres y modales del fallecido.
En el siglo XVIII, conocida como la época del “rococó” Francia tenia supremacía en el arte y en sus avances respecto a la danza, se creó en ese país la Escuela de Ballet de la Opera de Paris, primera academia de danza que comenzaba a independizarse de la poesía, la ópera y el teatro, logrando de tal manera su autonomía como arte.
A nivel popular el baile o danza de moda era el vals, en España por su parte por la gran influencia de los gitanos surgió con gran fuerza e influencia el flamenco.
Para concluir, debemos ratificar que todos los pueblos han tenido sus bailes sagrados, que debeN ser considerados como parte del culto que debían tributar a sus divinidades. Según quienes se han ocupado de los orígenes de las danzas, afirman que tanto los galos, españoles, alemanes e ingleses, entre otros, tenían sus danzas sagradas.
Sostienen además que en todas las religiones antiguas fueron los sacerdotes los danzadores y destacan que en las Iglesias que se construyeron en los primeros tiempos, se dejaba un terreno elevado que se denominaba “coro” y era una especie de teatro separado del altar en el que se ejecutaban las danzas sagradas en las fiestas.
Actualmente, si bien han sido desterrados los bailes de las ceremonias, existen aún algunos pueblos católicos que los mantienen en honor a los misterios de la religión.
Texto: Eduardo Reyes, escritor de Viedma
Las Grutas — Rio Negro
