Diga no a las bolsas de polietileno y lleve la bolsita de los mandados

 

Mi amigo, el escritor de Bahía Blanca, Omar Cangelosi, en su ameno libro ”Miscelánea Poética”, incluye un relato de ficción –pero no tanto- titulado “Consecuencia”, que por su contenido se hace apropiado reproducir.

“Era el año 2031, en los albores del siglo XXIV. Los habitantes del planeta Terrarium gozaban de la felicidad de 200 años de Paz.

Ese domingo de enero sonó el teléfono de “alerta amarilla” en el despacho del secretario de gobierno –globalizado desde hacía dos siglos- cuya capital se encontraba en la cosmopolita ciudad Pax del bloque continental Amerinn, y que fuera la antigua sede de gobierno de un antiguo Estado sudamericano y que actualmente contaba con dieciséis millones de habitantes, incluyendo el gran Pax.

Carlos Gaonna descolgó el auricular con una sonrisa escéptica en sus labios, -seguro que es un error- pero ¡NO!

La noticia no podía ser peor, en el Sur del continente -en las minas subterráneas del Departamento de Argenta- a 200 metros debajo de la superficie, aparece una gruesa capa de materia viscosa que, según los estudios realizados, se expande por todo el planeta a más o menos la misma profundidad, y por razones que se desconocen comenzó a brotar en diversas partes del mundo.

Si bien dicha materia no era nociva al contacto humano, causaba una gran aridez en todo el terreno en que se expandía. La preocupación era muy grande, se calculaba que al ritmo de afloración del momento, en el término de 20 años quedaría cubierta e inútil toda la superficie del planeta.

En las distintas cabeceras regionales de la Unión Terrarium, se realizaron estudios a los efectos de detectar el origen del extraño elemento NO biodegradable que amenazaba con destruir toda la superficie del mundo.

Luego de seis meses de calificados estudios, comparaciones y reuniones de los más grandes profesionales en la materia, el Comité Federal de Científicos de la Unión, resolvió llamar nuevamente al Secretario de Estado y lo hizo por medio de su Presidente, quién al establecer la comunicación, recibió la pregunta:

¿Hallaron la solución al terrible problema que nos aqueja?

La respuesta fue NO, pero al menos logramos descubrir el origen:

-La materia es producto de la fusión de distintos  y muy antiguos elementos óleos, con un (actualmente) desaparecido elemento llamado POLIETILENO, que los antiguos bárbaros de los siglos XX y XXI utilizaban para fabricar bolsitas”.

Hasta aquí el relato de Omar Cangelosi que nos deja una reflexión a cada uno de nosotros para esforzarnos en preservar el ambiente del mundo en que vivimos, para que nuestra desidia no traiga consecuencias nefastas para nuestros hijos y nietos.

Por eso, cuando vayamos a comprar a los mercados, digamos no a las bolsitas de polietileno y llevemos, como lo hacían nuestras madres y abuelas, la bolsita de los mandados.

 

Texto: Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta (Río Negro)

 

 

 

 

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