Bahía Creek, a 130 km de Viedma. Experiencia única de conexión con la naturaleza

Plus significa Patagonia, libre, única y sustentable y está a tres kilómetros al Sur de Bahía Creek, en Río Negro, con una torre y seis domos frente a la línea de costa

El mar turquesa, cristalino y tibio del Golfo San Matías en la costa rionegrina. Viven apenas siete habitantes sin servicio eléctrico, señal telefónica y el agua que sale de las napas es salobre, está a 130 kilómetros de Viedma y la cruza la ruta 1, la única que acompaña al mar en su traza.

La pequeña comunidad tiene detrás el campo dunar más grande de la Argentina que todos los años avanza con intenciones de pellizcar el patio de sus casas, aislado y bello, a la vez duro y salvaje. “Es un paraíso y un refugio de paz”, sostiene Juan Cruz Torno, creador de Plus.

Plus significa Patagonia, libre, única y sustentable. Es un complejo de turismo ecológico a tres kilómetros al Sur de Bahía Creek con una torre y seis domos frente a la línea de costa. En la soledad más absoluta, los pocos pasajeros que los habitan tienen un contacto íntimo con el mar. “Es un silencioso faro de humanidad, sostiene Torno. Queremos dar un mensaje”.

Apartados del mundo moderno, sin internet ni televisión, los lujos sencillos son los que cobran valor. “Queremos que quienes vengan tengan un aprendizaje, que dejen de lado sus costumbres y su confort para poder volver a una conexión con lo real”, cuenta Torno.

La primera sorpresa es el menú: es basado en plantas. Bahía Creek es un lugar muy apreciado por pescadores y fieles epicúreos que buscan la gastronomía marina. Lo lógico sería ofrecer pescados y mariscos. “El Golfo San Matías está siendo sobre explotado, debemos dejarlo descansar –afirma Torno–. Fuimos una especie armónica con la naturaleza, debemos volver a nuestro versión antigua donde coexistíamos el hombre, las plantas y las semillas”, reafirma.

La primera filosofía la llama. “Los que llegan a Creek es porque te estaba llamando”, asegura.

De lejos el complejo se asemeja a una base especial, el paisaje de fondo ayuda a completar la postal. El desierto contribuye a la imagen de estar en otro mundo, también la ausencia de otra construcción y de siquiera presencia humana, la austeridad es ascética. Los seis domos y la torre vidriada donde se concentran un bar, un piso de lectura, la cocina y como las sentinas del barcos, desde la terraza se tiene una panorámica 360 de la costa, del caserío de Bahía Creek en lo alto del acantilado, del Golfo San Matías, del desierto y de la ruta 1 que cruza esta naturaleza virgen donde las gaviotas sobrevuelen el mar, pero también a las vacas esteparias que se animan a pastar alrededor de las dunas.

“Tenemos energía solar y un generador de biogás, que genera gas de los deshechos de la cocina”, cuenta Torno. El círculo renovable se completa en los baños (son siete), no utilizan agua, en los inodoros cada pasajero es responsable de sumar conciencia y ser un eslabón en el circuito ecológico, el inodoro está separado en dos espacios, uno delantero para el residuo líquido y los sólidos detrás en un agujero que se conecta a un pozo de un metro cuadrado de tierra con lombrices californianas. En 36 meses generan humus de lombriz, el llamado “oro negro”, El agua de los baños es de perforación.

“Es un lugar de descubrimiento”, anticipa Nazareno Benavidez, de 21 años, cocinero autodidacta y nacido en Bariloche. Está a cargo de uno de los pilares más importantes de Plus, la cocina. “Todos vienen buscando mariscos y se encuentran con una idea distinta”, cuenta.

El menú a base de plantas es un gran impacto. Este choque con la accesible, plantea una situación perpleja. En Bahía Creek no hay un restaurante para un plan B. “En principio es una confrontación, se introducen en un mundo nuevo al que no están acostumbrados, se ven obligados a salir de la zona de confort”, asegura.

¿Por qué un menú de plantas frente al mar? La pesca en el Golfo San Matías se hace con pocos controles y métodos que destruyen el lecho marino. “Queremos reducir las emisiones de carbono, los plásticos en el mar a causa de la pesca no controlada, la perdida de ecosistemas por pesca de arrastre, la alimentación por plantas es más amigable con el medioambiente”, confirma Benavidez.

No usa ningún producto de uso animal, la cocina se basa en verduras, frutas, semillas y hongos. “El reino vegetal es el más extenso y variado, entonces las posibilidades son ilimitadas”, reconoce Benavidez.

“Plus es un refugio del mundo, casi fuera del mapa, donde nadie se va sin una pregunta nueva”, confiesa el cocinero.

Mar azul

Este Golfo late cada vez más fuerte”, dice Torno. Bahía Creek tiene un mar tan azul como aquellos que se muestran en los sueños y Plus abre el juego a lo social para que esos sueños se hagan realidad: en tareas solidarias permitió que niños de un hogar del conurbano conozcan por primera vez el mar. Muchos de ellos han sido víctimas de violencia, y ese viaje les cambió la vida. “Fue increíble para ellos”, cuenta Soledad Zurro, diseñadora de ropa y creadora de Puntos en el Espacio, quien ayuda al hogar y fue una de las adultas que los acompañó. “Es un lugar transformador, el mar en Bahía Creek es sanador”, cuenta.

Los niños tocaron el agua del mar y barrenaron olas, el agua de Bahía Creek, al igual que la de todo el Golfo es cálida. Algunos ni siquiera habían tenido vacaciones en su vida. Remontaron barriletes y esa acción visualizador un deseo. “Quiero que le llegue a mamá que está en el cielo”, le dijo un pequeño a Zurro.

“En Creek es posible, lo soltó y lo seguimos con la mirada hasta que se perdió en la inmensidad del celeste del cielo”, cuenta. “Cuanto entras a PLUS el mundo queda atrás y existe otro tiempo”, confiesa Zurro. “La naturaleza se te tira encima”, agrega. En estas semanas están produciendo un nuevo viaje con los niños.

“En la soledad del mar volvemos a sentirnos, viajar hasta Bahía Creek no es un viaje más a la playa, es un viaje a lo más profundo de cada persona”, confiesa Torno.

Llevan cuatro temporadas, además tiene un hostel y otros domos en el pueblo. A sus 35 años recorrió 24 países y su familia es pionera en este pequeña aldea marítima. En verano la población aumenta, pero muy poco. Cada familia debe proveerse la electricidad, ya sea por generador o por energía solar. No hay venta de combustible, apenas dos almacenes, muy bien surtidos y un camping. El consumo del agua de perforación no está permitido, se debe tomar agua envasada que llega de Viedma. Algunos tamariscos dan una tímida sombra. En distintos pizarrones se ve el dato más importante: las horas de marea. A veces suele hincharse el mar con fuertes vientos.

En una bajada al mar existe una señal de wi fi comunitaria, algunos turistas envían mensajes y comparten en redes fotos de esta paradisíaca costa donde el mar ofrece tonalidades esmeraldas y turquesas que no se ven en otra parte. Una platea techada de madera, sirve para la contemplación. Nadie emite palabras, la belleza cuando se desnuda, provoca un mutismo temporal. Los autos que pasan por la ruta 1 en este tramo, frenan inmediatamente.

“Es la única costera en el país y cruza por playas para todos los gustos de viajeros”, dice la Lic. Marisol Martínez, directora de Política Turística de la Región Este de Río Negro, esta temporada está transitable en toda su traza, hacía algunos años que se cortaban algunos tramos por la acción de los médanos vivos.

Desde El Cóndor, hasta Playas Doradas se presentan un rosario de balnearios, algunos mínimos como Punta Mejillón de un solo habitante, Playa Bonita, Lobería, el llamado Caribe Patagónico con Las Conchillas y Punta Perdices como playas icónicas, Las Grutas, la playa más concurrida del sur, Piedras Coloradas, El Sótano y la mencionada Playas Doradas, un destino emergente que tiene uno de los Parques Nacionales más jóvenes del país, Islote Lobos. “Es una costa imperdible”, resume Martínez.

Bahía Creek es una joya en este Golfo acaudalado. Una grieta entre dos altos acantilados sugiere un camino de arena hasta la costa. En estas paredes naturales se pueden ver estratos con fósiles y yacimientos de cuarzos, selenitas y rosas del desierto. “PLUS es como una nave especial, y es un viaje a lo más íntimo del ser, la soledad te invita a encontrarte y reflejar en el mar todo aquello que llevamos dentro”, confiesa Torno.

Texto: Leandro Vesco, periodista del diario La Nación

Título original de la nota: Es un refugio de paz. El vanguardista complejo ecológico que se recuesta en arenas de la Patagonia frente al mar

 

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