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Una curiosa y amena nota publicada en la revista “Patagonia Austral” correspondiente al mes de junio de 1935 da cuenta de la crianza de los caballos “Pur Sang” en la Patagonia.
El anónimo autor de la nota cuenta que “más de una vez, nos hemos referido a la singular afición que existe en nuestros territorios australes por los caballos de calidad. Y dijimos en diversas ocasiones, el mérito singular de aquellos criadores, que sacrifican capital y esfuerzos considerables sin recompensas económicas ni estímulos morales”.
“Dos nuevos “caballistas” se incorporan al número de criadores del Sur: D. Bertyl Grant, en Mamuil Malal (Neuquén), y Juan Labadíe, en Junín de los Andes. El primero ha comprado dos padrillos pura sangre, con el propósito de mestizar las manadas regionales: “Sambullo”, alazán, por “Pepino” y “Sin Bulla”, ganador de una carrera sobre las once que disputó en Palermo. Totalizó en precios la suma de $ 7.775, en dos temporadas. La carrera que ganó fue en la milla, en el tiempo de 1,37”.
“Junto con este caballo, el señor Grant lleva al Neuquén a “Hijoeluz”, alazán, (por “Hijo mío” y Chispita”. Este animal no puede compararse al anterior, ya que, además de no haber ganado suma alguna en su campaña, fue rechazado por deficiente conformación, en la exposición de padrillos organizada por la Remonta del Ejército, que se inauguró el 9 de agosto de 1935”.
“El señor Labadíe lleva a “Campeón”, un distinguido animal de pelo alazán, hijo de “Polemarch” y “Carta Blanca”, “Old Man”. Corrió nueve carreras en Palermo, ganando una, y pesos 4.950 en premios. Este caballo posee un pedigree muy recomendable; pero tuvo una mediocre actuación de pistas a causa de una grave dolencia a las vías respiratorias (ronquera).que se transmite por herencia. Por algo será que en Francia, por ley de la Nación, está prohibida la crianza con reproductores atacados por esa enfermedad. Análogamente. En nuestro país, la Dirección de Remonta rechaza sistemáticamente a cualquier padrillo que padezca de tal afección”.
“Hacemos votos –dice la nota- para que el clima patagónico compense esas fallas orgánicas, y los nuevos criadores puedan iniciar su experimentación sin que ella extinga su afición hípica, ese “fuego sagrado” a que aluden las crónicas, cuando nos hablan de los grandes sportsmann ingleses”.
Hasta aquí la interesante crónica donde refleja los desvelos de aquellos pioneros criadores que introdujeron caballos pura sangre en nuestra querida Patagonia.
Valcheta no podía ser menos y a mediados del siglo pasado un colono muy emprendedor de apellido Sitriniti, también trajo desde Buenos Aires algunos caballos de muy buen pedigree, cuyas hermosas chapas enlozadas se pueden apreciar en nuestro Museo Provincial “María Inés Koop”.
Fue también quién a la vera del arroyo hizo construir la tétrica “Casa de Piedra”, rodeada de un hermoso parque de especies propias y exóticas.
Algunos vecinos memoriosos cuentan que todavía hoy algunos descendientes de estos caballos se pueden encontrar en los parajes aledaños.
Valcheta es célebre por haber dado valiosos campeones en cuadreras y carreras en los hipódromos cercanos, habiendo sido “El Barredor” el más famoso, propiedad de la familia Cabrio. Y también por la cría de los caballos crespos por Reinaldo Alfaro en su campo de la meseta, una verdadera atracción.
Lo cierto es que Valcheta tuvo también sus pura sangre.
Texto: Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta (Río Negro)
