Un hallazgo en Caleta de los Loros y una misteriosa historia sin final

El golfo San Matías se extiende entre Punta Bermeja, al Norte, en la provincia de Río Negro, y Punta Norte, al Sur, en el extremo de la Península Valdés, en la provincia de Chubut.

Tiene 148 km de fondo con una anchura en su boca de 118 km y posee aguas muy profundas sin peligros para la navegación.

Sobre la costa del imponente Golfo San Matías y al Este de la Provincia de Río Negro se encuentra el Municipio de San Antonio que comprende: el histórico San Antonio Oeste, el Puerto de San Antonio Este y Las Grutas. Tres destinos que cuentan con un sinfín de paisajes de bellezas singulares, ubicados dentro del Área Natural Protegida de la Bahía de San Antonio.

Sus playas conservan la calma y la tranquilidad de los primeros días en las que fueron descubiertas por Fernando de Magallanes en 1520 buscando el paso que uniera el Atlántico con el Pacífico.

Esta región, conocida por la mayoría de los visitantes por su atractivo turístico tiene una misteriosa historia, que la entrelaza con hechos muy importantes de la historia mundial.

Muchos años después del descubrimiento, el Virrey del Río de la Plata, Juan José de Vértiz y Salcedo, tiene noticias de que dentro de la Bahía de San Antonio existía un posible puerto, pide a Francisco de Viedma que examine el Puerto de San Antonio y es Basilio Villarino a quien Francisco de Viedma le encomienda esta misión.

Villarino entonces hace el primer relevamiento del lugar reconociendo la posibilidad de un puerto de aguas profundas y tranquilas.

El gran movimiento comercial que comenzó a gestarse a raíz de que los cueros, plumas y lanas de la Patagonia tenían una salida muy conveniente hacia Europa y que los pozos de agua encontrados convertían el lugar en “La Posta” donde las caravanas y arrieros hacían un alto, fue el motivo del asentamiento de muchos inmigrantes de distintos lugares del mundo. Españoles e italianos en su gran mayoría, pero también polacos, rusos, alemanes.

Era curioso el comportamiento de los alemanes en el Puerto del Este, eran muy reservados y nunca se dedicaron a las tareas propias del lugar.

Por testimonios que dejaron vecinos que se instalados allí a fines del siglo 19, se supo que su tarea era conocer el lugar. Realizaron estudios en la zona de Punta Delgada, La Baliza y por la costa hasta mas allá de Las Grutas.

“Este comportamiento sembró muchos interrogantes ya que la actividad de los alemanes parecía ir mas allá de simples estudios porque se “levantaron” datos muy importantes que nadie conoció y jamás fueron revelados”, según cuenta Adolfo Fragoza en su libro “Vivencias del Este”.

Pasaron muchos años, el éxodo hacia el Oeste dando origen a San Antonio Oeste dejó sepultadas estas historias entre los médanos vivos del Este sin que nadie lograra desentrañar tanto misterio.

A mediados de 1945, Gisella Bochi de Paesani dijo que vió, desde la cocina de su casa, ubicada sobre un acantilado cerca de Caleta de los Loros (ubicada a 149 kilómetros de Viedma), un submarino emergiendo del agua.

 El relato de esta señora coincidió con el que, luego de la confirmación que el submarino hallado frente a Necochea formaba parte de la poderosa flota nazi, Abel Basti, periodista y escritor de varios libros dedicados a los nazis, que alertó su presencia, le dijo a Infobae que existen un par en la Caleta de los Loros desde 1945.

Más adelante en el tiempo, un señor de apellido Vidal Pereyra que estaba de pesca por la zona junto a unos amigos, descubrió,un día que la marea había descendido más que lo habitual, los restos de un puente, las escotillas y la baranda del submarino.

“Pero fue Eduardo Frías, un vecino de Viedma, veterinario y fotógrafo aficionado, quien tomó las únicas imágenes que existen.

Su hijo Guillermo recuerda: “Nosotros siempre íbamos a veranear a Pozo Salado, que es otro sector de la misma playa de Caleta de los Loros. El relato de los submarinos existió desde hace décadas. Mi viejo, en realidad, fue a hacerle fotos, allá por 1994 o 1996, a los flamencos. Hay un pastizal grande sobre el mar, donde van a comer. Su idea era tomarlo desde el aire. Contrató una avioneta, un Piper P11 piloteado por Mario Chironi y salieron. En uno de los giros se abren hacia el mar y divisan algo que les parecieron dos ballenas. Gatilló unas cuatro fotos…” (Infobae).

El Piper PA-11 sobrevolaba la Caleta de los Loros aquella mañana cuando su piloto, Mario Chironi, instructor de vuelo y empleado de la provincia de Río Negro, avistó una enorme sombra en el lecho marino.

 “Me pareció un barco –declaró Mario Chironi para un informe especial del diario “La Nación” en 1996, aunque, después, se empezó a hablar de un submarino alemán.

“Por aquellos años yo era instructor de vuelo y atendía la zona de San Antonio Oeste. Recuerdo que la marea estaba en bajamar y observé un barco semihundido, que apenas asomaba la proa, en la desembocadura del canal. Lo curioso es que hace más de diez años había un juez de Paz en Viedma, Cándido Campano, que siempre me decía: Mario, tenemos que volar a Caleta a ver el submarino. ¡Y yo nunca había comentado a nadie lo quehabía visto!”.

En noviembre de 1996, un equipo liderado por Tony Brochado, buzo profesional y autor del libro “Vida de buzo”, radicado en San Antonio Oeste, se sumergieron en las aguas de la Caleta. Llevaron a cabo una investigación, a pedido de los diarios “La Mañana del Sur” y “Ámbito Financiero” que dispusieron los medios técnicos para ejecutar la búsqueda.

Por su parte, la Prefectura comisionó el barco GC-77 “Golfo San Matías” para realizar tareas de apoyo. Fueron dos días de intensa actividad. Brochado logró varias lecturas de  concentraciones de hierro que podrían significar la presencia de buques hundidos. Sin embargo, la materialidad de los submarinos no pudo comprobarse, aunque para algunos podrían estar hundidos completamente en la arena.

Esta hipótesis se deshizo también luego de las investigaciones del Instituto de Arqueología Marina de la UniversidadNacional de Ciencia y Técnica de Noruega (NTNU) producidas en 1998. Esta institución, que asignó instrumental y personal altamente capacitado para la exploración, utilizó sonares debarrido lateral que devolvieron imágenes casi fotográficas del lecho de la Caleta y la zonade búsqueda.

Algunas de estas imágenes presentaban formas que podrían atribuirse a un submarino semihundido en la arena. Sin embargo, cuando los buzos exploraron el lugar, los resultados fueron negativos.

El diario “La Nación” publicó por primera vez, en el informe especial que produjo sobre los submarinos de la Caleta en 1996, que en documentos secretos de la Armada consta que el19 de julio de 1945 se le enviaba al Estado Mayor General un mensaje que continúa abonando más de una hipótesis: “Periscopio-San Antonio Este. He dispuesto reforzar exploraciones allí”.

En la reserva de pájaros y confitería El Jahuel, cerca del Balneario Las Grutas, se exhiben restos de pedazos de tambores de nafta con la esvástica, de origen incierto. “Los trajo el mar y no se sabe de dónde provienen: está la historia de los submarinos alemanes que surcaron nuestras aguas y se hundieron en el Golfo San Matías, insinuó Anahí Valverde, propietaria del lugar, en una nota al diario La Nación.

Una mañana, mientras sobrevolaba las aguas del Golfo San Matías, un joven piloto observó, sobre el lecho marino, una extraña presencia.

Una mujer cuenta que, desde la ventana de su casa, los vio emerger.

Abel Basti asegura que por lo menos hay dos en Caleta de los Loros.

Eduardo Frías los fotografió desde el aire. Vidal Pereyra vio los restos de un puente, las escotillas y la baranda del submarino.

La duda, el misterio, la sospecha quedan abiertas.

Aquellos alemanes que llegaron al Puerto de San Antonio Este a fines del siglo 19 y se dedicaron a hacer estudios de la zona que jamás revelaron, ¿tendrán alguna relación con la posterior aparición de estos supuestos submarinos que se vieron en la Caleta de los Loros?

¿Las investigaciones que se llevaron a cabo hasta la fecha habrán sido las correctas?

¿Cómo se explican las imágenes captadas desde el aire por un prestigioso profesional de Viedma que muestra dos figuras con la inconfundible forma de un submarino?

¿Los restos de algunos de esos sumergibles podrían estar hoy a la espera de ser halladosen el lecho de la Caleta de los Loros?

¿Pertenecerán a formaciones del propio lecho marino o serán la prueba de que estánallí, en un enorme pajar, para ser descubiertos?

Hasta que no se compruebe o desapruebe para siempre, el misterio continuará alimentandouna leyenda.

 

Texto: Patricia Capovilla, escritora sanantoniense.

Fuentes:

“Vivencias del Este” de Adolfo Fragoza.

Diario La Opinión Austral.

Diario La Nación.

Infobae.

“Crónica de un pueblo con sed de progreso” de Patricia Capovilla. (En proceso de edición)

 

 

 

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